A propósito del escandaloso Nueragate,que involucró a Dávalos, el hijo gordo y brilloso (no brillante, brilloso), de nuestra Presidenta, adalid de la igualdad, circo triste que nos hizo revolver las tripas y decir “váyanse todos, váyanse ya”, llegó a mi mente esa imagen de aquellos chicos sin talento, que después de mucho tiempo te re-encuentras en el camino: tú como un perdedor nato,ciudadano de a pie, que aunque “pintabas pa weno”, te quedaste entre tarjetas de crédito, ciber críos y Mc realidad, marcando el paso, haciendo el trabajo y quejándote por twitter, si es que la tecnología y tu bolsillo te lo permiten.
Con Dávalos me recordé del hijo del jefe que era medio baboso, pero que siempre tenía las mejores bicicletas aunque era incapaz de saltar dos cuerpos de distancia con la mitad de la destreza de“El Tarro”, o del gordito coloradito aquel,que era dueño de la pelota y al que había que invitar necesariamente para poder jugar la pichanga. Me recordé de ese estudiante universitario malo, flojo, duro de mollera, que siempre terminaba de dirigente estudiantil para obtener nuevas oportunidades académicas, o de ese compañero de colegio que jamás tuvo opinión ni sentido de comunidad ni mucho menos liderazgo, y que un día simplemente apareció en una gigantografía financiada por su papi y sus amigos para terminar convertido en diputado y más tarde Senador. Me recordé de ese colega abogado mediocre, que sin mérito alguno más que gozar de un pituto familiar y político, terminó ganándose la vida fácilmente, forrándose y firmando papeles como Notario o Conservador de Bienes Raíces, forever, y seguramente forever por él, por sus hijos y sus nietos, por los siglos de los siglos, amén.
Hablo desde el resentimiento? Mmm creo que sí, lo admito, porque si me hubiese tocado esa fortuna, seguramente lo consideraría justo, porque quienes se encuentran en tal posición, se auto convencen de sus méritos, que aunque inexistentes, por el sólo hecho de obtener la situación de ventaja, se ven elevados en su capacidad, creen que es lo que les corresponde como un derecho innato, y cómo contradecirlos, si así se les ha dicho reiteradamente desde la cuna, en algunos casos, o desde el desparpajo que otorga la patudez de quien vive bajo la dicha de la ignorancia, en otros.
En este país, no querríamos acaso todos tener como apellido un “Allende”? No nos abriría para siempre las puertas,tanto a mí como a mis generaciones postreras, la posibilidad de llegar a La Moneda con solo esbozarlo como un deseo pueril? O un “Chadwick”, no me serviría para quedarme con unas cuantas concesiones de Obra Pública de cuando en cuando para no trabajar ni un solo días más, en toda mi puta vida? O cualquier apellido medio rancio, que suene castizo, inglés o medio alemán?Mientras huelan a gringo y se puedan bailar, decía el delirante Jorge González en Sudamerican Rockers.
El problema se intensifica cuando estos verdaderos dioses exaltados, nos revelan, que al igual que el resto de los mortales, al igual que esos gañanes medio negrillos que estudiaron en un liceo municipal, que aun tienen los dientes chuecos y el pelo duro, son igualmente falibles, es más, son extremadamente falibles, y su construcción histórica del poder queda reflejada en su total impericia, bajoel influjo violento de la fuerza.
Y eso indigna realmente a la masa de ovejas esclavizadas, que somos el resto de los ciudadanos crónicamente vacunados por nuestros shamanes dirigenciales, pues suponemos, asumimos que en fin, ya están ahí, nadie va a hacer la revolución, okey, están en posiciones de poder, okey, pertenecen a un mundo inalcanzable, posen estudios portentosos, con honores en la U. de Chile, embalsamados en la ética de la Pontificia Universidad Católica, con inapelables MBA en Harvard, que juegan al polo y al golf, que han almorzado con Obama o le agarraron el culo a la Lewinsky, que vienen de familias con tradición histórica, y etcétera, cuentos y cuentos que justifican siempre esa posición que les ha permitido quedarse con el dominio de los minerales, de las aguas, de la pesca y hasta de la dignidad financiera del resto de los mortales de esta larga y estrecha faja del desconsuelo.
Pero estos sabios shamanes, de cuyas magias presentíamos su obscuridad antes que la luz, resultaron no ser más que prestidigitadores y charlatanes acreditados entre sí. Si no, cómo explicarse que el caso Penta se sustente en una operación tan burda como la emisión de boletas y facturas ideológicamente falsas para deducir impuestos, pagarse bonos, vacaciones, retiros camuflados, y de paso financiar a la clase política, para financiar a sus “hijos tontos”, esos que hacen de la política su único medio de subsistencia, porque estos hijitos tontorrones, no sirven para trabajar en la empresa de papá, ni para estudiar, ni para desarrollar una profesión honrada, o dedicarse al clero ni la meditación, porque les gusta follar como conejos, y son además feos como ellos solos, por lo que no podrían ni siquiera prostituir sus cuerpos, de manera que finalmente terminarán prostituyendo la palabra empeñada con sus electores, lo que es evidentemente mucho más grave y dañino para las “instituciones” que siempre funcionan, pero en su favor.
Y cuando hablo de estos hijos tontos, ni siquiera lo digo yo, lo dicen sus padres, lo ha dicho Andrés Santa Cruz al plantear que la “Alianza” no posee ninguna injerencia real en los debates ciudadanos. Les da con un mazo más fuerte que la peor de las burlas que pueda imaginar la lengua virulenta del ex Ministro Vidal, pues lo que está haciendo es reclamar precisamente en contra del despilfarro más absurdo de los empresarios nacionales desde el regreso a la democracia, que es el financiamiento de los mediocres políticos de la derecha chilena, pues finalmente comprenden que ese es un gasto peor que perder la tarjeta de crédito en un bar de putas, especialmente ahora que con el sistema binominal totalmente out, las posibilidades de “cooptación” de leyes a través de la autodenominada “centro” derecha, estárá más out que nunca.
Qué queda entonces? Evidente. Mejorar la relación con los socios de la “centro izquierda”, afianzar lazos con esos ingenuos glotones como Dávalos que sólo quieren impresionar a su pierna con el arito y su “poder”, invitar a jugar al gordito que es dueño de la pelota, agarrarle los testículos a la Presidenta, para seguir interviniendo en el Estado como nunca debe dejar de ocurrir, porque sienten que ellos son los dueños del Estado, porque el concepto de dominio sobre todas las cosas, es lo único que parece importar, mantener el peso de la noche del añejo orden.
Pero nos asalta una pregunta que es de cajón, por qué los empresarios, en el Estado más liberal de América Latina, necesitan tan imperiosamente tocarle los huevos al Estado? Que acaso el sistema liberal no les satisface plenamente? Es demasiado un sistema de libre mercado que necesitan doblegarlo y ponerlo de rodillas también, manejar los precios (farmacias), esclavizar a los deudores (retail, banca), o defraudar a los beneficiarios (isapres y afps)? Pero eso no es contrario al propio sistema que protegen?
Entonces la pregunta surge sola una vez más, ¿qué es lo que realmente quiere la clase dirigente para el Estado de Chile? No me refiero a los políticos, pues estos son, como ya dije, los hijos tontos de la élite dirigencial, que ya los tienen muy cabreados, porque ni para la política sirvieron si no es con un tirano al lado. Eran mejor los militares, sin duda que dirán ahora, más efectivos y más baratos, no debimos dejar que los mandaran presos, reflexionarán mientras practican su swing en el campo de golf.
Pero de verdad, qué es lo que quieren? No es libre mercado, esa es una mentira que se están diciendo para dormir tranquilos por la noche, porque no actúan bajo esas reglas. Entonces, es que sólo quieren más y más? Un Estado mínimo o un Estado títere? Es sólo una loca carrera de poder por poder? Ganarse las entradas para el viaje al espacio?
En esto, hay que concederle a Jovino Ojos azules y sus boys un descanso, pues mientras la élite dirigencial no tenga claro sus objetivos frente a la función estatal, es bien difícil que “Los Huasos Quincheros” puedan poner algún hit exitoso en las radios.
Mientras tanto, todo parece una alocada carrera por el poder, una gula infinita, una voracidad que no tiene nombre. En definitiva, nada más grotesco, y de más mal gusto que este festín sobre los huesos del ciudadano, tan obsceno y rasca como ver comer espaguetis al Coca Mendoza, sentir como raspa la olla el guatón Moreira, o ver a la Familia Larraín limpiándose el culo con la justicia y la dignidad de todo un país. Pero claro, los hijitos, hagan lo que hagan, no arruinarán el festín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario