En tiempos de linchamientos públicos por las redes sociales y los medios de comunicación tradicionales, implacables jueces que cacarean moral e imparten clases gratuitas de ética con faltas de ortografía y vocación de Gran Hermano, no deja de llamarme la atención la sencilla manipulación que se realiza para instalar a un nuevo archivillano en la galería de la infamia nacional.
Sergio Jadue es por estos días uno de los sujetos más ruines y detestados por el hombre medio, ese ciudadano de a pie que ha comprado gustoso el discurso de que este señor Jadue es la escoria humana responsable de que el futbol chileno esté en tan malas condiciones, sumergido en una alcantarilla de corrupción indignante y por cuya razón, quizás la más horrorosa de todas, que San Marcelo Bielsa ya no dirija a la Roja de Todos.
A mi me parece que eso es ver el vaso medio lleno, porque Sergio Jadue no es responsable de nada, excepto de ser un simple gañan catapultado por los poderosos de siempre para su beneficio personal, que no resistió una tentación irresistible, la de pegarse un zarpazo multimillonario, y que fíjese usted, no nos tocó el bolsillo a ninguno de nosotros, dicho sea de paso en justicia y realidad.
Ahora, en tiempos de revelaciones con el favor del Federal Bureau of Investigation, arranques en aeropuertos, delaciones compensadas y declaraciones de culpabilidad, se ha convertido en el chivo expiatorio perfecto de la más amplia gama de pecados capitales, y por qué no, de cuanta canallada se nos ocurra imputarle.
Yo defiendo, sin embargo a Jadue y toda su sinvergüencería, cándida sinvergüencería eso sí, donde le perdono la estafa antes que la candidez.
Vamos, pregúntese muy seriamente usted, qué habría hecho si hubiese estado en la posición de Sergio Jadue: imagine por un momento que de un día para otro se ha transformado en uno de los sujetos más odiados del país; que ni aun logre obtener la copa del mundo le reconocerán mérito alguno y lo sabe, porque así se lo advirtieron desde el día en que la providencia lo dejó al frente de una de las instituciones privadas más corruptas del planeta.
Piénselo honestamente, qué habría hecho usted si le ofrecen un millón y medio de dólares, sólo por asegurar la adquisición de los derechos televisivos de un espectáculo futbolero a una empresa privada “X” que es la que pagará en cash por su gestión, que dicho sea de paso, no perjudicará a nadie. A NADIE. En serio, a nadie.
Porque si ponemos las cosas en perspectiva, la conducta de Sergio Jadue no ha dañado a nadie que yo o usted conozcamos. No ha asesinado a nadie, ni por curado como el ya mítico ejemplar de la impunidad nacional encarnado en Martincito Larraín, autopsias falsificadas mediante. Tampoco ha defraudado al Fisco emitiendo boletas ideológicamente falsas para financiar campañas políticas y sueldos gerenciales, a costa de la recaudación fiscal que no posee recursos para construir más hospitales. Sergio Jadue no se ha coludido para subirle el precio de los medicamentos a ningún jubilado, ni intentó vendernos medicamentos de marca antes que genéricos detrás de los escaparates de las grandes cadenas de farmacias, y ni siquiera el elevado precio de los pollos marinados en salmuera es su culpa.
Tampoco es su culpa que toda mi generación esté endeudada con la banca y el Estado por pagar sus estudios universitarios, ni es responsable de hacer quebrar bancos o instituciones financieras en los ochentas y que el Estado debió recuperar en base al gasto del 35,2% del PIB nacional que nunca nos devolvieron.
Sergio Jadue no acaparó tierras fiscales donadas por Generales, ni se apropió de empresas estatales, no ha manipulado planos reguladores, ni ha estado omnipresente en los cambios de uso de suelo en las especulaciones inmobliarias que dejan sin acceso a la vivienda a toda esa clase media que gana más de 800 lucas y menos de dos millones y medio de pesos. Tampoco se metió en el negocio de las cascadas ni en el fraude de La Polar que significó pérdidas millonarias para nuestros fondos de pensiones.
No, el archivillano de turno no ha hecho nada de eso, Sergio Jadue ni siquiera es el responsable de que limpiarme el culo en los últimos años haya sido uno de los actos coprohigiénicos más caros del mundo, no obstante que la celulosa del noble papel se extrajo, con subsidio estatal por supuesto, en las tierras ancestrales usurpadas a sus legítimos dueños (los mapuches), para regalárselas una vez más, a alguna de las siete familias del apocalipsis, junto con las merluzas y el jurel de ese mar que tranquilo inunda a los más pobres de la costa nacional cada vez que puede ensañarse.
Lo que hizo Sergio Jadue, y disculpen la apología del delito, es lo que seguramente haría cualquiera de nosotros si se enfrentara a su encrucijada: ser o no ser millonario, esa es la cuestión, forrarme o no forrarme con el dinero que me ofrece esta multinacional, sin dañar a ningún compatriota.
En tiempos de relativismo moral, que en mi opinión es la única moral válida, haber adoptado una decisión distinta a la de Jadue habría sido un error imperdonable, un crimen contra su familia, contra sus carencias, contra sus vivencias de huacho calerano abandonado y utilizado por la mafia del futbol como un instrumento, como un palo blanco del poder.
¿O qué esperaban? ¿que terminara su mandato odiado por todo un país y además pobre?
Alguien medianamente razonable y con un dedo y medio de frente espera realmente que no tomara el saco con billetes verdes que le pusieron frente a la nariz; que siguiera siendo el jovencito calerano que sirvió perfectamente a los intereses de los dueños del futbol? ¿Así Como así? ¿Gratis?
Sin lugar a dudas, es lo que esperaban sus patrones, tirarle un “raspado de olla” seguramente, total el pelado Jadue no era más que un gañan, un instrumento al servicio del poder de accionistas de los grandes clubes y hasta de un ex presidente de brazos cortos y cola larga como el demonio.
“Jadue nos engañó a todos!!” Gritó desde un rincón el dirigente del club de mis amores, porque no esperaban que este huacho calerano, un cabro de apariencia inofensiva abandonado por su papá, mantenido por la abuelita, pobre y aspiracional, tuviese tanta ambición y horror de horrores, cuentas en un paraíso fiscal, al igual que el señor Golborne.
¿Qué habría hecho usted?, pero en serio, sinceramente. Qué habría hecho usted, si tras asumir como el hombre más odiado del futbol nacional, una transnacional le da la posibilidad de hacerse millonario sin dañar a nadie. No matará a nadie, no le tocará el bolsillo a ningún compatriota, sino que aprovechará la oportunidad que el destino le pone para asegurar el futuro económico de su familia, y si hasta puede donarle un billetito a la Teletón!!!
De verdad ¿qué haría usted?
Antes de seguir juzgando a Sergio Jadue, antes de asistir con tomates a la plaza pública del linchamiento moral con el que pretenden desviar nuestra atención, pregúntese honestamente lo siguiente: ¿qué habría hecho usted? ¿qué daño me causó? y entonces cuestiónese si realmente no será, que una vez más, los poderosos de siempre nos engancharon con un chivo expiatorio de ojos delineados, a quien cargarle los verdaderos crímenes por los que nadie va a pagar jamás, porque Sergio Jadue, como buen huacho trepador, gañán de contrabando sin linaje ni fundo, al igual que todos nosotros los simples, no tenía licencia para robar.
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