la fina estructura de los sueños
y tu sonrisa
la fortaleza alegre de los colonizadores.
Tus besos
imaginarios mordiscos de península,
la dulzura mortal del hampa
y el aroma de un panal con un millón de millones de abejas celestes.
La piel de tu espalda
representa universos y galaxias
y desiertos sin sed.
Tus ojos sonríen
como espejos de luna y agualuna marciana,
contemplando soles en crujientes cordilleras móviles.
Mi lengua sobre tu cítrica piel de volcán
tiembla, te muerde, te desgarra
cuando tus caderas de leche, fuego y marmol exacto,
acaban con mi cuerpo
como un cometa adherido al cielo
agarrado de tu pelo,
arrancado de glaciares imperfectos.
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