Era un niño feliz. Tenía todo lo que se puede pedir. Un par de padres heterosexuales, cariñosos, preocupados y encima millonarios, y entonces Bang!! a la salida del cine tras una función de "La Máscara del Zorro", un "pistolero", un criminal, le arrebató la vida de sus padres en un segundo.
Es la historia de Bruce Wayne, el multimillonario huérfano de las historietas, que sediento de venganza, se dedicará en la vida adulta a combatir el crimen vestido como el hombre murciélago: Batman, mi personaje favorito de las historietas.
La editorial del personaje determinó que el 23 de julio es el "Batman´s Day", la semana pasada ya se cumplieron dos años de celebraciones y entonces me vinieron a la cabeza algunas reflexiones necesarias sobre este ícono pop, cuyas historietas fueran mis primeras lecturas de la infancia.
Como es sabido, el personaje fue creado en el año 1939 en la revista Detective Comics número 27, por Bob Kane y los aportes argumentales de Bill Finger, este último injustamente eclipsado por la sombra del primero.
Se trataba de un personaje que vino a continuar el exito que significó la historieta de Superman, el mega superhéroe, y Batman se transformó en una contrapartida absoluta del primero con el que compartirán pantalla en pocos meses más en la esperada Dawn of Justice.
Con los años, el detective obscuro irá acumulando personajes y una mitología bastante interesante: Alfred su fiel mayordomo, el Comisario Gordon, el payaso príncipe del Crimen conocido como el Guasón, y una serie de archienemigos tan lunáticos como el propio Batman, quien dejó de lado su obscura soledad para ser acompañado por su "fiel compañero" Robin, el joven maravilla, conformando el dúo dinámico.
Varios "Robin" acompañaron al cruzado enmascarado. Todos huérfanos como el propio Bruce Wayne, marcados por la tragedia y aliados con el para combatir el crimen.
Dick Grayson, el huérfano artista volador del circo, quien perdió a sus padres en pleno escenario tras una vendetta de la mafia es el Robin original, el mejor sin dudas, el Niño Maravilla que más ha perseverado en el tiempo y nuestra memoria. Creado conceptualmente por Jerry Robinson, quien se inspiró en Robin Hood para crearlo, y publicado en Detective Comics #38 (1940), fue el mejor aprendiz y side kick de Batman durante la era plateada de los cómics. La tragedia en común lleva a Batman a "adoptarlo" bajo su tutela, siendo entrenado para combatir el crimen.
El capitalismo nos enseña, hasta en las historietas, que si eres lo suficientemente rico, y quedas huérfano, tienes la posibilidad de convertirte en Batman, si eres pobre, sólo te espera el orfanato, y en el mejor de los casos, la fortuna de ser adoptado como pupilo por Bruce Wayne.
Esa adopción del soltero millonario, generó una relación entre los personajes, que para el público general no lector de cómics, ha sido tachada de "gay" y como tal, objeto de bullying y mofa, al punto que la trilogía más obscura de películas de Batman en el cine, eludió la relación de manera olímpica.
El tema es que, siendo francos, y pese al cariño que tengo por el personaje, no puedo negar que fácilmente Quentin Tarantino podría describir una teoría al respecto: el pequeño Brucy huérfano, criado por un extraño mayordomo al que nunca se le ha conocido mujer, cuando crece, junto con aporrear criminales por las noches, adopta niños huérfanos, y se los lleva a vivir a su mansión (lo que nos recuerda de manera escalofriante al Neverland de Michael Jackson), algunos de los cuales incluso mueren en condiciones extrañas. Podríamos decir que se nos está presentando un patrón clásico de abuso infantil: un huérfano que es abusado por su mayordomo que luego al crecer adopta sus propias víctimas, en un ambiente sospechosamente homosexual.
El tema era tan espeso que los productores de la sosa serial de Batman de los años 60 con el Batman gordo protagonizado por Adam West y los pantaloncillos ajustados de Burt Ward, decidieron introducir un personaje femenino (una tía de Bruce), al interior de la mansión para distender la tensión evidente y evitar suspicacias entre sus telespectadores.
Años antes, y que fue precisamente un elemento que influyó fuertemente en los cambios en los comics a través de una fuerte auto censura, y significó aumentar el tono infantiloide del batman sicodélico de la serial del sesenta, fue la publicación del libro "The Seduction of the innocent (en español: La seducción de los inocentes), un ensayo escrito por el psiquiatra Fredric Wertham, publicado en 1954.
En su tesis principal se describe a los cómics como una forma inferior de literatura popular que corrompe a la infancia y una de las principales causas de la delincuencia juvenil. El libro fue un pequeño éxito editorial en Estados Unidos que alarmó a muchos padres y los animó a lanzar campañas pidiendo la censura de los cómics. Su publicación coincidió con una investigación del Congreso de Estados Unidos sobre la delincuencia juvenil en la que se involucró a la industria del cómic, que induciría posteriormente a los principales editores de cómics estadounidense a instituir la Comics Code Authority (Autoridad del código de cómics) para autocensurarse.
Según Wertham los cómics estaban llenos de insinuaciones que incitaban a los niños sexualmente. Por ejemplo una de sus teorías fue que se ocultaban siluetas de mujeres desnudas entre los dibujos de los árboles, y desarrolló otra teoría afirmando que Batman y Robin eran amantes homosexuales. Wertham afirmó que «las historias de Batman son psicológicamente homosexuales.» Y además que: «las historias del tipo de Batman podían incitar a los niños hacia las fantasías homosexuales, de una forma de la que serían inconscientes» y «Sólo alguien que ignore los fundamentos de la psiquiatría y la psicopatología del sexo puede no darse cuenta de la sutil atmósfera de homoerotismo que domina las aventuras del maduro 'Batman' y su joven amigo Robin.» Además Wertham afirmó que la fuerza e independencia de Wonder Woman eran indicios de que era una lesbiana, aunque su representación tradicional era la de mujer heterosexual y virgen.
Dicen que el morbo está en quien observa, antes que en el inconsciente y vaya que podría aplicarse a Wertham.
Según esto, todos los fans de Batman seriamos inconcientemente gays, pues fuimos incitados por una fantasía homosexual. Y esto último me recordó algunos fundamentos que existen para oponerse a la adopción de niños por parejas del mismo sexo, pues según dicen "los especialistas", una conducta de imitación llevaría a esos niños a tener (horror) conductas homosexuales.
Uno siempre opina desde su experiencia y su sistema de creencias, por ello es que no puedo dejar de dar cuenta que siendo un niño que aun no sabía leer, llegó a mi barrio un tipo joven que según decían las malas lenguas, era homosexual. Universitario hermano de una vecina, venía por las tardes y se sentaba conmigo en el jardín y me reforzaba la lectura en aquellas horas en que mis padres trabajaban ya que la niñera no tenía la aptitud ni las ganas de fomentarme la lectura.
Fíjense ustedes, que el gay no me violó, ni intentó hacer ninguna cosa extraña más que ayudarme a aprender a leer en el jardín de la puerta de mi casa. Lo más sorprendente de todo, es que tampoco me convertí en gay, y lo mejor, pude comenzar a leer mis historietas por mi mismo.
Hago estas referencias, porque soy de una generación que maltrató bastante a las personas que no eran heterosexuales. Constantes golpizas a chicos afeminados y marginación irracional, despertaron en mi una sensación de injusticia. Es más, uno de mis mejores amigos de la infancia sufría constantemente los malos tratos por su "falta de hombría" y tuve que defenderlo varias veces. No ayudaba mucho a su integración que fuera fanático de la mujer maravilla a quien dibujaba voluptuosamente bien, y si algo me habían enseñado los superhéroes, era defender a los más débiles así que nunca lo marginé, y hasta debo decir con cierta vergüenza, que en una ocasión organicé una pelea arreglada para que la ganara delante de todos los chicos del curso y dejaran de fastidiarlo de una buena vez. No fue un acto de altruismo, después de que los machos del curso lo cargáramos en andas hasta su casa, me regaló su colección completa de los X-Men.
Por lo tanto, confieso que hablo también desde el afecto sincero hacia personas que injustamente han sufrido una discriminación en un sinsentido violento y brutal de incomprensión de realidades vitales diferentes.
Como les he contado, durante algunos años ejercí la abogacía en un servicio de atención de personas de escasos recursos, de esos consultorios a los que llegan los que ya perdieron todo. Trabajé como defensor de menores por varios años, y pude constatar el más triste abandono al que son sometidos los chicos por su propia familia y más tarde por un Estado que cae sobre ellos con todo el peso de la institucionalidad. Lo voy a decir con todas sus letras, el Sename (Servicio Nacional de Menores), es el infierno en la tierra.
He visto a padres golpeadores, alcohólicos, abusadores y a madres despreciables que utilizan a sus hijos sólo para obtener pensiones de alimentos. He visto arrojados a las fauces del Sename a niños cuyos padres jóvenes incurrieron en negligencias accidentales y reeducables pero que los "profesionales del área" consideraron inhabilitantes. He visto a niños abandonados por sus familias en hospitales, criados en orfanatos donde terminan siendo violados, sino por auxiliares, por otros chicos abandonados ahí mismo y que eran un poco mayores: víctimas y victimarios. La miseria sólo engendra miseria. He visto a mujeres adictas al crack o pasta base, a quienes las instituciones, antes que rehabilitarlas, se han preocupado de quitarles los críos y declararlos susceptibles de adopción, haciéndolos perder todo contacto materno filial, aun cuando ellas se encuentren mas tarde, voluntariamente en terapias de rehabilitación y sin que nadie haya adoptado a sus hijos, que el transcurso del tiempo convertirá en niños institucionalizados, y seamos realistas, muy probablemente en futuros delincuentes.
Si eres huérfano y eres multimillonario, claro, te puedes convertir en Batman, si eres pobre, en cambio, te espera el orfanato estatal, el abandono, el abuso y la marginalidad. Si no eres Batman, te conviertes en un triste Guasón de favela, población o villa.
Entonces si esta es una realidad, si el sistema de orfanatos y adopciones opera tan mal, por qué se insiste en excluir, por omisión legal, de la posibilidad de adoptar a las parejas del mismo sexo, si es un derecho humano fundamental tanto de esas familias homoparentales, como de los niños a tener una familia que vele por ellos y los proteja. Es qué acaso es porque eso "no sería normal"? Y me pregunto entonces ¿quien reparte las normalidades? Alguien conoce familias normales realmente? No en vano Douglas Coupland desde el título de su novela, en que la madre plantea que la gente suele ser más indulgente con las familias de los demás que con la propia, nos recuerda que "Todas las familias son psicóticas".
Una de las consecuencias negativas de la adopción Homoparental de las que se habla, "radica en la estigmatización de la cual puede ser objeto un menor adoptado por ese tipo de parejas. Por ejemplo, el niño que crece dentro de una familia homoparental vería su realidad distorsionada al observar sus entornos primarios, el social y escolar, ya que el 90% de sus compañeros proviene de familias heterosexuales. Los cuestionamientos dirigidos al menor no se harían esperar y, por tanto, es muy probable que sea objeto de escarnios, burlas, rechazos o insultos, creando así un enorme impacto a su “normalidad”
Por otro lado, la principal idea o postura en contra de la adopción homoparental vista desde la ciencia de la psicología consiste en la imitación que podrían efectuar los adoptados al realizar las mismas conductas de sus padres o madres, dando por hecho que estos menores optarán por tener la misma tendencia homosexual." (Navarro Luis, Positions in favor of and against same-sex couple adoption from a sociology and psychology perspective). Como si ello fuese algo horroroso, lo que resulta bastante cuestionable, pues si la sexualidad se definiera por imitación, desde Adán y Eva en adelante jamás existiría la homosexualidad.
La Asociación Canadiense de Psicología, en 2003, emitió su postura sobre el tema en cuestión, y concluyó que los hijos nacidos en familias heterosexuales no presentan diferencias con los hijos de familias homosexuales en cuanto a su desarrollo psicosocial y su identidad de género.
No obstante la hipótesis antes señalada, The Child Welfare League of America, que suena bastante parecido a la Liga de la Justicia de América, afirma, con base en los estudios realizados, que los niños nacidos con uno o dos padres homosexuales tienen un funcionamiento emocional, cognitivo, social y sexual igual que los niños cuyos padres son heterosexuales. La evidencia muestra que el desarrollo óptimo de los niños está más influenciado por la naturaleza de las relaciones e interacciones dentro de la unidad familiar que por su forma estructural particular.
El heterosexismo prevalente, prejuicio sexual, la homofobia y la estigmatización que dan lugar a la burla, la intimidación y la vergüenza de los niños acerca de la orientación sexual de sus padres restringe su capacidad para formar amistades. Sin embargo, los niños parecen responder adecuadamente a los desafíos de comprender y describir a sus familias con sus compañeros y maestros. La CWLA, conocida por sus siglas en inglés, concluye que los problemas asociados con tales formaciones familiares no emanan del interior de la unidad familiar, sino de fuerzas perjudiciales en el exterior. Los hijos de padres gays, lesbianas y bisexuales se desarrollan de mejor manera cuando la sociedad elimina las actitudes nocivas y perjudiciales dirigidas a ellos y sus familias.
Aunado a lo anterior, la American Psychological Association en su estudio elaborado establece los siguientes puntos:
1. La homosexualidad no es un trastorno psicológico, aunque la exposición a los prejuicios y la discriminación basada en la orientación sexual puede causar angustia aguda, pero no existe evidencia confiable de que la orientación sexual por si afecta el funcionamiento psicológico.
2. La creencia de que los menores, dentro de esta familia, imitan a los padres no tiene fundamento empírico. No se han encontrado mujeres lesbianas y heterosexuales que difieran notablemente en sus enfoques de crianza. (Mismo artículo de Luis Navarro antes citado y publicado por el Centro de investigaciones Jurídicas de la UNAM).
En Chile, si revisamos la Legislación no existe traba para la adopción Homoparental, en el texto, sin embargo existen en el proceso dos elementos perjudiciales para que ello se haga realidad y que vulneran además a los niños inmersos en los procedimientos de adopción.
Los requisitos generales para poder adoptar son estos:
Pueden adoptar en primer lugar los matrimonios chilenos o extranjeros con residencia permanente en Chile.
A falta de ellos, los cónyuges chilenos o extranjeros no residentes en Chile.
A falta de matrimonios residentes en Chile o en el extranjero, pueden postular las personas solteras, divorciadas o viudas, chilenas o extranjeras, con residencia permanente en el país. Si hubiere varios interesados solteros o viudos que reúnan similares condiciones, el tribunal preferirá a quien sea pariente consanguíneo del menor de edad, y en su defecto, a quien tenga su cuidado personal.
a) En el caso de los cónyuges, deben tener dos o más años de matrimonio civil, salvo que uno o ambos cónyuges sean infértiles, caso en el cual no se exige una duración mínima del matrimonio. El matrimonio en Chile es sólo para heterosexuales y ahí entonces se descarta esta opción.
b) Los interesados deben ser mayores de 25 años de edad y menores de 60, a menos que uno de los adoptantes sea ascendiente consanguíneo del adoptado, caso en que no se exigen dichos límites de edad.
c) Tener una diferencia mínima de 20 años de edad con el adoptado, requisito al que se aplica la misma excepción anterior.
d) Haber sido evaluados como idóneos desde el punto de vista físico, mental, psicológico y moral, por el Servicio Nacional de Menores (Sename) o algún organismo acreditado ante él para desarrollar programas de adopción.
Esta evaluación de idoneidad es sin duda la que abre el campo de la arbitrariedad para las parejas homoparentales, al punto que resultaría más fácil adoptar por ellos declarándose como solteros heterosexuales y ahí entonces observamos con total nitidez la irracional discriminación que permite soportar una mentira antes que una realidad legítima.
Otro problema de la ley es qué niños se pueden adoptar:
Los niños y niñas menores de 18 años:
a) Cuyos padres no puedan hacerse cargo de su cuidado y expresen el deseo de entregarlo en adopción ante un juez competente.
b) Que sean descendiente consanguíneo de uno de los adoptantes.
c) Que hayan sido declarados susceptibles de ser adoptados por resolución de un juez debido a alguna de las siguientes causas:
Que los padres se encuentren inhabilitados física o moralmente para ejercer su cuidado.
Que los padres no le proporcionen atención personal o económica durante 2 meses. Este plazo se reduce a 30 días, si el niño(a) es menor de 1 año. No es causa suficiente la falta de recursos económicos.
Que lo entreguen a una institución pública o privada de protección de niños o a un tercero, con ánimo manifiesto de liberarse de sus obligaciones legales, lo que ocurrirá cuando la mantención del niño a cargo de la institución no obedezca a una causa justificada o no lo visiten por lo menos una vez durante los plazos señalados anteriormente.
Aquí el problema más horroroso es la existencia del nefasto trámite de "declaración de susceptibilidad de adopción" pues transforma verdaderamente a los niños en objetos, en frutas en exposición, vedando todo contacto con su familia de origen y los deja sometidos a la espera del acaso "alguien" se interesa en adoptarlos, cuestión que puede no ocurrir jamás.
El sistema lo que hace es tomar a un niño, declararlo "adoptable" y ponerlo en una vitrina hasta que se marchite a los 18 años, y durante todo ese lapso, si su familia de origen llegara a rehabilitarse de sus taras y dificultades, a nadie le importa.
Conocí casos de ex drogadictas que se rehabilitaron cuando ya sus hijos habían sido declarados susceptibles de adopción. No pudieron volver a verlos jamás y no supieron si al menos alguien los había adoptado o seguían en un orfanato abandonados.
La adopción Homoparental como derecho humano y su recepción en los ordenamientos jurídicos internos:
En el caso de México, la reforma constitucional en materia de derechos humanos de 2011, trajo novedades, las cuales pueden cambiar la forma de concebir, interpretar y aplicar sus leyes, por parte de cualquier autoridad jurisdiccional y administrativa, por mencionar algunas.
El artículo 1 de esa reforma constitucional, en lugar de “otorgar” los derechos, ahora simplemente los “reconoce”. A partir de esta reforma se reconoce que toda persona “goza” de los derechos y de los mecanismos de garantía establecidos tanto por la Constitución como por los tratados internacionales. La Constitución se abre de forma clara y contundente al derecho internacional de los derechos humanos y con ello a los derechos de igualdad y abraza también el derecho de los niños.
El interés superior del menor consagrado en los Tratados Internacionales de DDHH es un principio que los Estados deben cumplir, estos derechos en la adopción se encuentran en mayor posición frente al interés del adoptante o adoptantes, lo cual no se ve mermado por el sólo hecho de la orientación sexual de las personas para considerarlo como nocivo para el desarrollo de un menor, y que no se le permita adoptar. Todo argumento contradictorio sería ir en contraposición de lo estipulado por el artículo primero constitucional, que prohíbe la discriminación por diversas razones, entre las cuales se encuentra la preferencia sexual y la interpretación que la Suprema Corte de Justicia de la Nación en México, ha desarrollado respecto del tipo de familia protegido por el artículo 4o. constitucional y los derechos de los menores. El Estado debe legislar de modo que permita delimitar el universo de posibles adoptantes y puedan ofrecer las condiciones mínimas para su sano desarrollo, otorgándole las herramientas necearías al juzgador para que valore y decida lo que mejor represente para el menor, pues sostener que las familias homoparentales no satisfacen este esquema implicaría utilizar un razonamiento constitucionalmente inverso a los intereses de los menores que, en razón del derecho a una familia, deben protegerse. (Cita del artículo de Navarro, anterior).
Chile tiene una norma constitucional similar de recepción y constitucionalización de los tratados internacionales de derechos humanos desde hace más de 20 años, sin embargo la Jurisprudencia ha sido incapaz de aunar esos principios para hacer efectivo el interés superior del niño frente a la regulación legal establecida para las adopciones.
El tema parece aún más patente desde que con la entrada en vigencia del Pacto de Unión Civil, aplicable especialmente a personas del mismo sexo, reconoce una realidad que queda completamente soslayada en la Ley de adopciones.
Independientemente de los estudios sociológicos o sicológicos en favor y en contra de la adopción Homoparental, existe una realidad innegable: los chicos están en abandono, el Estado no hace nada por rehabilitar a sus familias y además coarta la posibilidad de ingreso de nuevas familias adoptantes aptas en el proceso que permitiría sacar a los niños de los tristes y deficientes "Centros de Acogida".
Fíjense ustedes, que en esta realidad no llegará el multimillonario Bruce Wayne a adoptar a Robin en el orfanato, pero lo que si es seguro, hay un montón de padres potenciales aptos y cariñosos, esperando por ellos, cuando el Estado asuma su fracaso y abrace el amor.