sábado, 29 de agosto de 2015

Los vicios del jubilado. No más AFP

la muerte no le tengo tanto miedo. He estado al borde de la misma en varias ocasiones. Un casi atropello, tres golpizas en masa, un par de accidentes automovilísticos, un balazo del fusil de la suegra perforándome el pulmón, un paracaídas roto y una turbina mala camino de Madrid, me han llevado a sonreírle a la parca y despedirme de las hipotecas con una sonrisa resignada. No es que no le tema, tal vez siento una gélida curiosidad por descubrir qué vendrá después, que me ocasiona ciertas ansiedades muy naturales.
 A lo que sí le temo es a la vejez y la enfermedad. Si me diagnosticaran una enfermedad mortal, lo primero que le preguntaría al médico sería las probabilidades del tratamiento. Cualquier respuesta inferior a un 50/50 me hace renunciar al tratamiento y comprar boletos para un viaje final por el mundo y entregarme en una lucha cuerpo a cuerpo a un tigre en la tierra de los ancestros. No  quiero morir en un hospital, perdiendo la dignidad, la fortuna y endeudando a los vivos que observarán el lento proceso del apagado de la humanidad para dar paso al cadáver con tubos. 
La vejez también me espanta, no debiera ser así. Creo que envejecer dignamente es un proceso maravilloso, reuniendo experiencias, historias, amigos, mujeres, hijos, nietos y libros. Pero me aterra, ciertamente. No por las arrugas ni por las consabidas molestias en la cadera, que la medicina avanza bien mejorando las condiciones de vida del anciano, al punto que a los noventa años aun se puede conseguir una erección respetable, según mi abuelo. 
No, el problema, es que me aterra la seguridad social de mi país, el sistema de pensiones y jubilaciones. La Gran Estafa para el periodo más crítico de quienes trabajaron toda su vida. 


En el país de los jaguares, a los civiles se les obligó a punta de pistola a incorporarse al sistema de capitalización, administrado por las Afp , mientras que los militares se mantuvieron en un sistema de reparto. Los resultados, el promedio de las pensiones que reciben oficiales de FFAA promedia $1.500.000.- (2100 dólares mensuales), y los suboficiales perciben una pensión promedio de $ 627.000.- .(878 dólares), mientras que el promedio de las jubilaciones de AFP entregan apenas $ 173.000.- (242 dólares), para el millón de personas actualmente jubiladas. 
Las razones de esto, se explican por quienes avalan este sistema de AFP, que sólo existe en 10 países, Chile incluido, que agrega como guinda de la torta contar con el único régimen que excluye el derecho individual a escoger entre ahorrar con el Estado o con una empresa privada y no contar con el aporte del empleador, la experiencia de la Alemania de Bismarck donde se creó el sistema de seguridad social que luego sería emulado en el resto de Europa y gradualmente en el resto del mundo, entrando en crisis producto de que cuando se ideó el sistema de protección, la expectativa de vida apenas superaba la edad de jubilación a los 60 o 65 años y en ese contexto,  cualquier contribución a la seguridad social durante la vida activa era capaz de financiar una pensión, lo que era, en su oportunidad, aplicable a Chile. 
Sin embargo, los ideólogos del sistema, se afirmaron en la posterior caída en las tasas de natalidad y el envejecimiento de la población en los países desarrollados, por lo que han pregonado la crisis del sistema de reparto, y así se afirmaron, como buenos sacerdotes de la economía, en las cifras.
En 1982 había 3,6 personas de menos de 30 años por persona mayor de 60. Dicho número hoy llega a 2,3. Con menos jóvenes que cotizar, menos ancianos pueden depender de ellos salvo que a los jóvenes se les cobre tasas muy elevadas de cotización.
De ahí entonces, de esa aparente e "irremediable" crisis del sistema de repartos, nos llegó este caballo de Troya que es el actual sistema de Capitalización, que significa en buenas cuentas, que usted está obligado a pasar cerca del 13% de su renta a un tercero para que lo administre, le cobre una comisión a todo evento, esto es, aun cuando administre como un inepto y pierda parte de su dinero, y su jubilación se exponga a serios riesgos, la comisión la ganará de todas formas, a cuenta de su bolsillo.
El economista Manuel Riesco, publicó el estudio Resultados para sus Afiliados, de las AFP y Compañías de Seguros Relacionadas con la Previsión:1982-2012, en que apretadamente podemos resumir que demuestra que de cada tres pesos que recauda el sistema, tanto por la vía de la cotización de los afiliados como de subsidios del Estado, dos se quedan enredados entre los administradores y los grandes grupos financieros, que en la práctica son los mismos, precisamente el principal de los motivos por los cuales el sistema paga pensiones tan bajas. (Se convierten en títulos de la deuda de los conglomerados que a cambio de dinero entregan "papeles". El caso más dramático, La Polar, todos les prestamos de nuestro dinero para que ellos entregaran letras de cambio sin respaldo alguno, o en el mejor de los casos, acciones de La Polar, que hoy no valen un solo peso. Esa pérdida sólo la asumen los cotizantes, nosotros, la Afp igual se lleva su comisión, y los ejecutivos de La Polar se van a clases de ética con los bolsillos repletos con nuestro dinero).
Enseguida, el estudio comprueba que en 2012, las cotizaciones más que duplicaron el monto de las pensiones pagadas por las AFP y compañías de seguros, y el Estado aportó adicionalmente, subsidios equivalentes a dos tercios de éstas. A pesar de ello, o más bien por lo mismo, los montos de las pensiones son inciertos, pues dependen de las veleidades de los mercados financieros, que en los últimos seis años han generado más pérdidas que ganancias al fondo de pensiones. Además, éste se reduce en razón inversamente proporcional al aumento de la expectativa de vida de la población.
En tercer lugar, el estudio traza una síntesis magistral de la naturaleza y la lógica interna del sistema privado de pensiones: un sistema de ahorro forzoso concebido para extraer recursos del factor trabajo, y transferirlos directamente a los propietarios del capital.
La conclusión más importante del estudio consiste en que si se devuelve el sistema de previsión a la administración del Estado, no sólo se podría duplicar el monto de las pensiones, hasta igualar las pensiones que actualmente paga el sistema público, sino que incluso en ese caso, habría un considerable ahorro en el gasto fiscal.
Con este panorama, y esta desidia, y esta clara depredación y expoliación de los trabajadores (nosotros), evidentemente que la muerte es mucho menos preocupante que llegar a la vejez. Más me preocupa la enfermedad, porque en ese rincón del cuadrilatero, las Isapres nos follan siempre que pueden, o sea siempre, y nos encarecen los planes o nos eliminan de su cobertura cuando más lo necesitamos, cuando estamos enfermos, viejos y necesitados, o todo junto.
Por su parte, el Estado y sus gobernantes, de cualquier color político, nos invitan a "vivir sano", a no fumar, a cuidarnos del colesterol, a revisarnos ciertos líquidos, controlarnos las bolas y las trompas de falopio.
El Estado es un panal de contradicciones, mientras te vende alcohol, establece penas draconianas en caso de excesos y accidentes ocasionados por su consumo abusivo. pero recauda impuestos con ellos, para pagarle a tu Senador.
El alcohol es la droga lícita, que más problemas ocasiona en nuestra sociedad, es la que nos mantiene atontados y la que menos fastidio recibe de parte del Estado históricamente, pues este es un país de orgullosos latifundistas vineros y gañanes borrachos.
Los fumadores, en cambio, están recibiendo un maltrato crónico  últimamente. Además de  que el hocico les apeste horriblemente por culpa de su vicio, ahora deben soportar la ignominia de tener espacios cada vez más reducidos, espacios separados en locales públicos y soportar que en la cajetilla del producto, otrora augurio de glamour y estilo, les pongan la cara de un sujeto canceroso, impotente y  moribundo.
Piénsenlo de esta manera, y noten lo irritante que es el circuito completo.
El Estado te obliga a nacer, pues el aborto está penado por ley. Si naces pobre, mala suerte, si tus padres son unos adictos a la pasta base, pues peor suerte. Te toca estudiar en un colegio de pobres. Luego trabajar en un empleo de pobres. El fin de semana es tu única distracción. Quieres fumarte un cigarrillo en la barra del bar, y no puedes. Puedes embriagarte hasta la tapilla, eso sí, subirte a tu Suzuki charada y ocasionar un accidente ebrio e irte preso largo rato, porque el Estado se encarga de castigarte de manera draconiana, si no eres hijo de un político, después de que te fomentó el consumo y te permitió embriagarte hasta la quilla. Si no cometiste errores, excelente, sólo quedará la resaca y la invitación a vivir sano del gobierno. Pero las bebidas azucaradas y toda la mierda barata siguen ahí esperando por tu páncreas. Ah, y no puedes cultivar una planta de canabis, para cocinar un queque, ni fumarte un pito de marihuana, sin irte preso.
Ahora, hay que seguir trabajando, las afpes se roban el 13% de tu sueldo y cobran una linda comisión. Mientras tanto, si estudiaste en la educación superior, seguro estás endeudado y no tienes casa. Entonces le pides a un banco, que te presta el dinero al 10% y ellos se lo pidieron a tu AFP que les prestó esa misma plata pero a un 0.25%. En definitiva, te prestas plata a ti mismo, pero MAS CARO!!!
A esas alturas, a tu mujer ya se la folla el jefe, porque digámoslo, eres un perdedor más dentro del sistema, carne de cañón, y él, un winner.
Mientras tanto, el gobierno te invita a vivir sano. Y para qué? qué sacas con vivir sano? Por qué alguien querría llegar a los 100 años ganando $ 100.000.- de jubilación que no le alcanzarán ni para los pañales? Para eso hay que vivir sano? Si la salud es una mierda en el sistema público y de la Isapre me va a echar apenas huelan que tengo demasiadas morcillas en las arterias o que me duelen las rodillas. 
Una mierda. Es mejor vivir enviciado!! alcohólico, drogado, parrillado y reventado. Estrellar el auto a 300 kilómetros por hora contra la casa del gerente de tu AFP. No se llevarán mi dignidad: CABRONES!!!!
Debemos llegar a esto? Yo creo que sí, pero como dijo Jhon Lennon, démosle una oportunidad a la paz y busquemos alternativas racionales para evitar el desmadre.
Actualmente la reforma tributaria impulsada por el tibio y desordenado gobierno de Michelle Bachelet, ha efectuado algunas propuestas en materias sensibles y que ya hemos tocado en este corto espacio, que sin implementarse aún, ya han devenido en llantos e histerias matonescas de los empresarios al pedo de este país.
La iniciativa presentada inicialmente consignaba un aumento del impuesto específico a las bebidas alcohólicas, y que afectaba a la Cerveza (20,5%), Vino (24,0%), Pisco (35,5%) y Otros (38%). Sin embargo, finalmente se estableció una tasa común de impuesto a vinos y cervezas de 20,5%, y respecto de los restantes licores (entre estos pisco, whisky y ron) se aplicará una tasa de 31,5%.
En el caso del Impuesto de bebidas azucaradas, tras el protocolo de acuerdo se fijó que todas las bebidas analcohólicas tendrán un impuesto base de 10%, el que aumentará a 18% en el caso de las con alto contenido de azúcar. Hasta ahora, todas las bebidas analcohólicas pagan una tasa del 13%, y en un comienzo el proyecto sólo planteaba elevar la tasa de las con azúcar a 18%.
En medio de la discusión en la comisión de Hacienda, el Ejecutivo introdujo un aumento del impuesto al tabaco como medida compensatoria. Con esto, se propuso que el guarismo de 0,000128803 UTM –que corresponde al impuesto específico de los paquetes, cajas o envoltorios de cigarrillo– pasará a 0,000143959 UTM por cada cigarrillo que contengan. Después de las indicaciones, se acordó subir el impuesto al tabaco a través de un aumento de 8 veces del impuesto específico (de $108 a $861 por cajetilla) y la disminución de 60,5% a 30% del impuesto ad-valorem.
El tratamiento especial al copete es algo histórico, como les dije antes. En el concurso que el Ministerio de Hacienda convocó en 1897 para la elaboración de una legislación concerniente a las bebidas alcohólicas en Chile, se definieron dos objetivos centrales: el diseño de medidas tendientes a combatir el alcoholismo y la adquisición de una renta fiscal para el Estado. Está claro que la primera ha sido un crónico fracaso.
La vinculación entre ambos fines fue, desde un inicio, fuertemente criticada, en tanto que la obtención de recursos de parte del Estado a partir de la industria, el comercio y el consumo de bebidas alcohólicas implicaba -a juicio de las organizaciones temperantes- lucrar con los vicios del pueblo, y peor aún, asegurar la existencia de los embriagantes antes que eliminarlos de una vez. Por otro lado, la vinculación legislativa entre cargas impositivas y medidas de combate directo al alcoholismo provocó que los debates se alargasen, no tanto por la discusión de las medidas destinadas a combatir el consumo inmoderado de embriagantes, sino por las posiciones difíciles de conciliar que existían sobre el impuesto, sus fuentes, montos y destino. Con habilidad, las distintas administraciones relacionaron explícitamente la imposición de tributos específicos al alcohol con medidas generales de prevención y represión del beber inmoderado, así como de protección a la vitivinicultura y fomento de la exportación, constituyendo cuerpos legales que más que leyes eran verdaderos códigos; el articulado impositivo se ligaba a medidas de corte policial, educativo y terapéutico.
Ello no impidió, sin embargo, que al interior del Parlamento se diesen largas batallas a favor o en contra de las propuestas de tributación, quedando de manifiesto el fuerte apoyo con que contaban las organizaciones de productores de vinos al interior de la corporación legislativa. Este apoyo se tradujo en que el impuesto a los vinos fuese aplicado de forma progresiva y tardía en relación a aquel que afectaba a los alcoholes destilados.
A estas alturas ya todos comprendemos que pese a que el alcohol, en cualquiera de sus vertientes, ocasiona problemas sociales, externa líderes negativas, no goza por parte del Estado del mismo trato que otros vicios, como las prostitutas, el tabaco y las drogas blandas no legales. El alcohol vive sus días pacíficamente como el más inocente de los vicios, pese a ser uno más de los bienes que ocasionan una deseconomía externa, por lo cual se considerado esencial utilizar un impuesto específico por sobre uno ad valorem para regularla. Lo anterior responde a la necesidad de que el daño generado sobre la sociedad producto del consumo de este bien, nace de las unidades consumidas y no de su precio.
Para simplificar la comprensión de lo anterior, basta con analizar el caso del consumo de alcohol. Este caso responde a uno donde los beneficios marginales (sociales y privados) son desiguales producto de la deseconomía, pero el costo marginal es el mismo para ambos. La función de demanda privada responde al bienestar que le significa al consumidor de alcohol cada gota adicional de alcohol. A partir de cierto nivel de consumo excesivo este beodo genera una deseconomía externa sobre la sociedad, ya sea por ejemplo, sobre sus familiares o vecinos (agresividad) o sociedad en general (accidentes producto de conducción en estado de ebriedad). La explicación para el gravamen reside entonces en que esta deseconomía se genera producto de la cantidad ingerida de gramos de alcohol puro o etanol por parte del consumidor. Justificando entonces como impuesto regulador, uno por cantidades específicas consumidas por sobre uno ad valorem. Para el caso del alcohol, por ejemplo, se grava los gramos de alcohol puro contenido en la bebida.
Así, si vamos al caso de los cigarrillos, la base debiera ser la cajetilla perfectamente definida en términos de unidades de cigarrillos, y en el contenido en tabaco. Cada cigarrillo fumado afecta por igual a los fumadores pasivos, por lo que debiera pagar también una tasa de impuesto independiente del valor del producto. La razón que justifica lo anterior es que la externalidad producida por los cigarrillos proviene de la cantidad consumida de tabaco, independiente del precio, con lo que prima un impuesto específico sobre el bien con externalidad, por sobre uno ad valorem. Más adelante realizaremos un análisis con mayor detalle para justificar esta clase de impuesto.
Es imperante destacar la presencia de enfermedades gravísimas para la salud de las personas, las cuales son producto del consumo del tabaco. Además del alto peligro de cáncer, tenemos apoplejías, psoriasis, ceguera, sorderas. El daño al cuerpo humano es integral. Esto afecta también la expectativa de vida.



Pero con la calidad de vida que tenemos, realmente s preocupante un acortamiento en la expectativa de vida? Estamos seguros que quieren aumentar un par de años nuestra existencia llevando una vida sana, sin fumar, beber ni parrillar, para encontrarnos largamente con una vida en la que nos espera una mierda de jubilación?!!!!!!
Otra cosa es el gasto público en tratamientos de enfermedades relacionadas al vicio. En el caso del tabaquismo, que es el que se lleva la peor publicidad, nos basaremos en el trabajo Carga Atribuible al Tabaquismo en Chile (Ministerio de Salud de Chile, 2014). En este se hace una simulación probabilística para cada individuo, en base a información obtenida de diversas bases de datos nacionales, que incorpora variables sobre las principales enfermedades relacionadas con el tabaquismo: enfermedades cardiacas, cerebrovasculares, entre otras. Los individuos son seguidos en cohortes hipotéticas, donde cada año del seguimiento se estima el riesgo de ocurrencia de cada enfermedad, de que se agrave la enfermedad, o bien de que muera, todo en base a sus circunstancias individuales. Un supuesto clave, es que los individuos que se han visto afectados por una enfermedad y han sobrevivido diez años a esta, se les asume el mismo riesgo de muerte al respecto que a quienes no. En base a lo anterior, se estima el costo que ofrece cada enfermedad para el sistema de salud público, y agregando cada caso, obtenemos la carga total para el Estado. De acuerdo a este trabajo, la suma asciende a $1.081.898.801.395 pesos chilenos del febrero del 2014. El mismo estudio muestra que tal suma representa un 75% de los costos públicos en salud asociados al tabaco. Este costo en salud es bastante alto, pues representa un 0,74% del PIB del año 2013 ajustado a los precios de febrero del 2014.

Ahora bien, si disminuye el consumo de tabaco, los costos en salud debieran bajar en el mediano plazo. De acuerdo a la iniciativa inglesa Smoke Free, después de 5 años cae a la mitad el riesgo de infartos cardiacos con respecto a un no fumador, y a los 10 años cae a la mitad el riesgo de cáncer con respecto a un no fumador (National Health Service). Los efectos en el corto plazo no guardan relación con las enfermedades identificadas en el informe Carga Atribuible al Tabaquismo en Chile. 
Es común escuchar como contra argumento a un alza sobre el impuesto a los cigarrillos que disminuirá la recaudación tributaria. Esta afirmación es errónea entonces dado que el impuesto a los cigarrillos se fundamenta como uno que busca contraer la demanda, regulando el consumo hacia un punto óptimo. El hecho de que se generen ingresos para el Estado, dado que opera como todo impuesto, es un hecho secundario. Por otro lado, los costos asociados al consumo del cigarrillo superan con creces los ingresos que genera, con lo que de ninguna manera debe impedirse un alza tributaria, en caso de ser necesaria, bajo el argumento recaudación.

Nuestra Propuesta: Dejar de ser hipócritas y dejar de ser incautos.

Me parece que en el tipo de sociedad que tenemos, pretender vivir sano, dista mucho de la realidad, es más, si no fuera por el prozac, el ravotril, el alcohol, la cocaína, la marihuana, soportar la realidad sería imposible y nos obligaría a generar la racional y necesaria revuelta para cortarle la cabeza a unos cuantos Señores Feudales y dirigentes Sindicales.
Dejar de ser hipócritas involucra legalizar y recaudar inpuestos por todas las drogas y por todos los vicios y por todos aquellos aspectos del consumo nacional, tales como grasas saturadas, bebidas azucaradas, glutamatos, y procesos productivos contaminantes que acortan las expectativas de vida, conciliando el cuidado del cuerpo a través de impuestos prohibitivos y quitando el velo de la hipocresía legalizando conductas marginales y penalizadas, como ocurre con el el tráfico de drogas y la prostitución.
En el caso de la prostitución, hemos visto recientes artículos en que se plantea como  primer escollo el de "definir de qué hablamos cuando hablamos de prostitución o, mejor, de qué no hablamos. No hablamos aquí de trata de personas con fines de explotación sexual, ni de esclavitud, ni de ejercicio forzado, ni de tráfico, o de inmigración. Vamos a hablar de prostitución definida como “prestación voluntaria y negociada de servicios sexuales remunerados” (Maqueda)."

Aunque algunos y algunas quieran creer que las prostitutas son víctimas de un sistema patriarcal, y sexista, ello puede obedecer a la falta de cercanía con esas "victimas". Quizá la victimización sea resultado también de una sociedad que insiste en ocultar un servicio que si estuviera protegido, no tendría víctimas, y pagaría impuestos que nos beneficiarían a todos y aseguraría sus mínimos derechos laborales entre mamada y mamada.
El año pasado en España, los inspectores fiscales levantaron una batahola exponiendo los millones de dólares que recaudaría el Estado si es que se reconociera y legalizaran la prostitución y las drogas blandas, en vex de gastar dinero de todos los contribuyentes en perseguir redes que financian en negro a los políticos y sus empresarios.

Nuestra propuesta finalmente se resume en lo siguiente: legalizarlo todo, establecer impuestos prohibitivos a los vicios, y no coartar sus publicidades ni aumentar el gasto en campañas inquisidoras carísimas y anodinas. Dejar de gastar en lucha contra el narcotrafico y que el Estado monopolice el mercado de las drogas. 
En definitiva, que los vicios del calavera financien las jubilaciones a través de un sistema de reparto. Con ello fíjense ustedes quienes ganan. Precisamente los más sanos, los más longevos, los que tendrán la mejor expectativa de vida, y financiados por el resto, nosotros los calaveras, libres, felices, solidarios.



jueves, 27 de agosto de 2015

A los férreos defensores de la vida

Ustedes los Pro Vida
que caminan por la acera de enfrente
llevan demasiado tiempo sentados encima nuestro.
A ustedes les estoy hablando
no se hagan los locos.

A ustedes que reclaman vida
que se oponen al aborto, la eutanasia, 
a la pildorita del día después, y 
hasta del coito en interruptus 
hacen un escándalo.
Que acaso los van a adoptar a todos?
digan la verdad,
o los van a arrojar al orfanato?
y luego la cárcel les darán por familia?
o se los van a devorar?
con esas cacerolas con las que protestan su existencia?

Aunque sea duro decirlo
hay gente que no merece tener hijos
y hay hijos que no debieran nacer.
Hay gente que no puede y hay gente que no quiere
y están ustedes
fieles repartidores con sotana
de las tristes podredumbres ajenas.

Qué les espera a esos chicos?
Limpiarles el patio?
ya sé!!
ayudar al curita a relajarse,
meterlos en un container a trabajarles los viñedos
mejor aún
manejarles el coche, 
los camiones, 
el tractor amarillo,
encerrarlos en una mina de carbón
y estrenar luego una película simpática y heroica.

Verlos comer helado
a ustedes satisfechos
con sus hijos lindos en el parque?

Embriagarse en la adolescencia
fumar pasta base, 
eso les espera!!
asaltar en las micros
volverse locos en los callejones
prostituirse 
que les rompa el culo el viejo verde de tu marido
para darse un lujito 
y pagar la universidad
o comerse por fin 
un buen filete
y luego qué
Qué les espera
volverse honestos?
honestos como ustedes,
o para ustedes?
porque ustedes honestos no son
ustedes lo piden todo
lo quieren todo
lo tragan todo
estafan en grande
dirigen naciones
venden revoluciones y reacciones
y se dan la mano más tarde
tomando whisky en el campo de golf.

Entonces qué les espera
oficiar de guardias de supermercado
ponerse orgullosos el traje de soldadito de plomo
y salvar la patria
morir por la patria
la patria
la patria
qué falacia
qué putada más triste!!
No existe la patria
No existe.

Lo que existe son los niños
esos que no debieron existir
que envejecen helados en las calles
atontados en alcohol
en la cola esperando el pago miserable de los jubilados
que ni a eutanasia tienen derecho 
cuando se pudren entre tumores de hospital público
porque ahí están los de siempre
ustedes
los pro vida
que le rezan a Sor Teresita virgencita del coño
y reparten regalitos de navidad
tan buenos tan decentes
tan limpios y perfumados
pro vida
amantes de la vida
de esa buena vida
Pero qué largo se la fiáis a esos chicos
que arrancaron del vientre 
a morir entre miserias.





Chicago Boys

Esos que a la voluntad popular
Llaman populismo
Me parece son los mismos
Que a Dionisio, Pan y Baco
Lo convirtieron en el malvado Satanás.

Los que al egoísmo denominan
Capital
Que disfrazan como emprendimiento 
Sus evidentes monopolios
Esos que a las libertades
Llaman libertinaje
A las migajas
Caridad
Para luego confundirlas orgullosamente
con solidaridad televisiva.

Esos que a la represión llaman
Orden
Al marginal 
Delincuente
Al hambriento 
Perdedor.
Esos que a Barrabás 
Te lo pintaron como terrorista
Y al invasor llaman patriota
Son los mismos
Que al inútil tonto útil
Lo convierten en General.
Son ellos mismos
Que lucran con la necesidad
venden vacunas, trafican con drogas que ellos mismos prohiben,
extraen órganos, fomentan adopciones
Y rechazan abortos, forritos, subvenciones.
Crearon el Top Ten de caridad.
Inventan los rankings de la excelencia!! 
Las encuestas!!
Asignan cátedras!!
los que hacen del pobre un deudor
y del deudor un esclavo.

Esos 
Que a la belleza toman por adorno,
Y a la piel por un servicio.
Esos que te adormecieron en la cuna
Con culposas fábulas del pecado y la flojera
Ensalzando hormigas denigrando cigarras,
con el paraíso de arcangelitos rubicundos tiernecitos,
donde recompensan al sufriente crónico,
ese hombrecito mínimo, 
el que muere bajo la cuchilla negligente
del hospital que le toca a los pobres
en la carnicería de los vencidos
y el lupanar de las causas perdidas.

Compréndalo buen hombre
No hay paraíso ni existe infierno
Solo existe este aquí 
este asqueroso ahora
Esta miseria de herencia que le vas a dejar a tus hijos
Tus genes deformes
Tu alcoholismo, 
Tu pelo chuzo, 
tu gordura,
Tus dientes con caries,
Tus deudas,
Tu humor vulgar,
Tu paladar grosero,
Acostumbrado al vino en bolsa
Y al chorizo con tinturas de amoniaco.

Mientras que esos
Los de siempre
Los que juegan a hacer sinónimos 
ley con justicia 
Hermosura con espejo
Autoridad con poder.

Los cleptómanos sonrientes del exceso material
Se llevarán TODO
Arrasarán con todas las becas, 
Gozarán con el pago de intereses, 
Vivirán de la plusvalía y se quedarán además con las medallas,
Van a jugar a los dados con la doncellez de tu hija, 
con los sueños de tu abuelo y hasta con la concha de tu Madre!!

Esos ingeniosos caballeros.
Lo único que tienen
Es tu miedo.






miércoles, 26 de agosto de 2015

Breaking Bad

En la magnífica serie de televisión norteamericana, el profesor de química es un tipo brillante. Tiene una esposa rubia, enjundiosa y bella, un hijo con problemas de motricidad, un cuñado que trabaja en la DEA y una cuñada cleptómana. Todo no se puede tener en la vida. Su trabajo como profesor apesta, los estudiantes son unos adolescentes ineptos y la paga es malísima. Debe trabajar en un lavado de autos donde el cabrón del jefe lo envía a fregar llantas procurando la ignominia del trabajador. Además le da cáncer. Entonces conoce a Pink, comprende el funcionamiento de la creación de la metanfetamina, hace una droga de gran calidad, se mete en el negocio y BANG, ya tenemos una de las mejores series de televisión de todos los tiempos. 
La serie ya es un clásico, una apología para todo aquel hombre sencillo y honesto que quiera "volverse malo".
No es tan difícil volverse malo, lo que la serie propone es exponer apretadamente, un proceso que en mayor o menor medida, nos ocurre a todos cuando nos auto justificamos, cuando el método se rinde ante un fin superior, sea la supervivencia de la familia, el futuro de nuestros hijos, el bienestar. Lo he vivido en carne propia en innumerables ocasiones de mi vida. Para robar, matar, o engañar, necesitamos de una justificación, de un fin superior para sentirnos más tranquilos con nuestra almohada durante las noches. Lo maté porque era un hijueputa, o la maté porque era mía. Tomé ese dinero porque me pareció justo, que lo merecía, si no era yo, pues lo tomaba otro. Cuando por ganar un juicio, sea por rendimiento, ego, exitismo, pese a la certeza de la culpabilidad de mi representado, lo defiendo como si fuera San Francisco de Asís, mi justificación será que no es mi labor hacer el trabajo del juez, que es la misma justificación del abogado corporativo que despoja al ancianito de UP para instalar un edificio. Y así los ejemplos pueden sumar y seguir. 
Pinochet y sus esbirros decían salvar a la patria del marxismo, justificando la barbarie. Los terroristas que mataban carabineros rasos, lo hacían en nombre de la revolución (algo bien contradictorio considerando que se trataba del asesinato de los guardias proletarios del opresor, más efectivo sería matar a los perritos de cartera de las viejas ricachonas, que al menos una lagrima les sacaría). 
El que le pone cuernos a su mujer, se justifica en que tiene derecho a ser feliz, que el sexo no es bueno, que la monogamia no es el régimen natural, y luego ante la amante se justificará diciendo que no puede dejar a la primera por culpa de que los niños están muy chicos. Así suma y sigue. No pretendo repartir moralinas, que eso quede claro, me interesa solamente el proceso, ese mismo que me transformó, desde la inocente niñez, en un sicario de los estrados sin escrúpulos, ese que pone cara de bueno frente al señor juez, con profundo respeto mientras en mi interior estoy pensando en lo mucho que me gustaría poder darle unas patadas en su culo solemne e incompetente. Los jueces son la peor mierda del planeta. ¿Realmente alguien se puede creer que posee la fortaleza moral como para juzgar a otro semejante? ¿Cómo un sujeto puede juzgar tan livianamente a otros, si no tiene puta idea de lo que el otro ha tenido que vivir para cometer sus crímenes y faltas? ¿Puede nadie juzgar el adulterio si el mismo no lo ha practicado o sufrido en carne propia? y si lo ha vivido ¿no tendrá una posición de víctima o victimario frente al hecho? ¿no se altera su imparcialidad? y ahora, si no lo ha vivido, ¿como puede ser empático? ¿importa la empatía ahí? ¿será esa la condición necesaria para juzgar? ¿sólo los que no han vivido la experiencia que juzgan tienen el derecho a juzgarla? 
Entonces el único juez sería alguien completamente vacío, sin experiencias de vida, un incauto, en buenas cuentas. A ese ¿no será más fácil disuadirlo a través de una barata opereta abogadil? 
Dejo planteada las inquietudes, y piénselo bien la próxima vez que quiera erigirse en juez de su prójimo. Al final, nunca se sabe en qué momento se puede pasar de ser el bueno a ser el malo, el paso de honorable ciudadano a abyecto criminal, de juez a inculpado. Así lo informa la experiencia.
Conocí al verdadero "Mister White" en dos ocasiones de mi vida. La primera vez fue mi profesor de química, el Señor Troncoso. Un sujeto bajito con ojos de guarisapo fumador empedernido y un bigotito clásico de charro mexicano.  Era un buen tipo, hasta el día de hoy recuerdo los signos de la tabla periódica, y recuerdo que nunca se burló de mi idea en el club de química, consistente en transformar el plástico en abono para las plantas, siguiendo la premisa de Antoine de Lavoisier de que nada se pierde, todo cambia, la energía y la materia no se crean ni se destruyen, sólo se transforman. Mi idea quedó en eso solamente, el proceso químico de mi proyecto era más contaminante que Chernobyll, así que luego terminé haciendo el trabajo de mi amigo Raúl, con un proyecto sobre "El Solitón", la partícula energética perdurable del futuro que exhibíamos en la "feria científica del mundo joven" frente a la plaza de Armas de la ciudad, donde conocí a mi primera novia de la adolescencia, que tenía un proyecto simplón que consistía en informar de lo nocivo que eran las chimeneas industriales, ocultando un cigarrillo encendido al interior de una maqueta con una chimenea de cartón piedra.
Lo cierto es que los colegios siempre tienen sus escandalillos amorosos. Los profesores no son inmunes a la calentura, como cualquier ser humano. Así el profe de inglés, se folló a la profe de historia en la sala de profesores y el cura los sorprendió patita al hombro y los cortó sin indemnización y en pública reprimenda; el perro Castro estaba enamorado de las mansas tetas de Juana, la profe de biología, que realmente eran inmensas, y el profesor de Artes Manuales estaba convencido que la totora era el futuro de la humanidad. 
En ese panorama, el profe de química tenía también sus aventurillas. Era un galán de medio metro, y decían que tanto éxito femenino, no alentado por su mujer, se debía a que al igual que los enanos, desnudo parecía un martillo puesto en sentido horizontal, rivalizando con el mítico profesor de educación física conocido como "El Burro" no por lo tonto, ni por el largo de las orejas.
El bonachón profe de química, no obstante sus aventurillas, que eran comentadas siempre en voz baja y hasta con cierta complicidad por el resto del profesorado, cometió un error. Se enamoró de una alumna, y eso es complejo, siempre. Ya no era un rumor, ni algo para vanagloriarse. Era casi un crimen, en tiempos que no existía aún gran alharaca por la pedofilia tan común entre los sacerdotes perversos.
En defensa de Troncoso, debo decir que la alumna era mayor de edad, pues había repetido innumerables veces de curso, y parecía una mujer hecha y derecha. Tenía un porte, unas tetas, unas piernas y un culazo que evidentemente hacían aun más justificable la conducta lasciva del profesor de química. El problema es que si bien todo pudo haber quedado en un polvo de esos que se traen a la memoria en momentos en que las tareas hay que cumplirlas con una mujer que cae con sus doscientas toneladas de sagrado vínculo encima, o en esas tardes en que los abuelos parecen rememorar mentalmente algo indescriptible de lo que es mejor no abstraerlos, el profesor Troncoso se enganchó a tal punto que abandonó a su mujer y se quedó con la alumna. En su defensa nuevamente, debo decir que fue amor, y no pura química, pues entiendo que hasta el día de hoy, imagino que a punta de sildenafil, se mantienen juntos, tras el chaparrón que significó en su momento, el escándalo de su separación dada su pasión por el pasto tierno. Saludos Profe.
La segunda vez que me encontré con "Mister White", fue con ocasión de un trabajo. Eran las vacaciones de invierno, y el hermano de un amigo de mi hermano, tenía un laboratorio químico que me ofrecía una pasantía en atención a que yo pertenecía al club de química del profesor Troncoso. Me pareció una estupenda idea pues por primera vez estaría trabajando en un laboratorio de verdad y así podría honrar verdaderamente la memoria de mi abuelo que había sido químico farmacéutico hasta que se voló la tapa de los sesos. 
El laboratorio pertenecía a un químico de apellido alemán que colaboraba con el "gobierno militar", al que llamaremos "Señor H", y que poco a poco estaba generando su fortuna en el mundo empresarial. Tras varios intentos y fracasos de ensayo y error produciendo abonos para los parronales pisqueros de la zona, se dedicó finalmente a "exportar" ácido sulfúrico a México y Bolivia. Por ello es que cuando llegué a trabajar a su laboratorio, en realidad me encontré con un grupo de flacos proletarios tirando pala para hacer nuevas piscinas de ácido, junto a otro grupo de niñatos lavando recipientes. Como los puestos de niñato lava recipientes estaban ya copados, me pasaron una pala. Hijo de puta. 
No aprendí nada de química, únicamente me jodí la espalda haciendo agujeros en la tierra junto al grupo de gañanes que trabajaban asustados pensando en que los podían desaparecer en los tanques de ácido sulfúrico si reclamaban. Sólo les faltaba el tatuaje con el número. Eso era un verdadero campo de exterminio y yo me había entregado voluntariamente y sin posibilidad de escape hasta que terminaran las vacaciones. Todos temían del Señor H, excepto yo. Era la ventaja de llegar como un estúpido soldado voluntario.
Los paleros se dividían en dos grupos. Los remunerados y los no remunerados. Los primeros eran simples gañanes que necesitaban del escaso dinero. Los segundos eran prisioneros políticos que tenían que trabajar obligados a cambio de un día más de vida. Eso me lo dijeron dos obreros que trabajaban en mi grupo que eran padre e hijo, pues no podíamos tener contacto con los del otro grupo porque eran "los subversivos". Yo los veía más bien famélicos y patibularios.
Padre e hijo tiraban pala porque trabajaban en todo lo que podían, ya que estaban en la ruina. Habían sido dueños de una fabrica de paletas de helado que se fue a la ruina con la recesión y  la devaluación del peso, la que enriqueció a Piñera y al resto de los Chicago Boys, pero no a ellos, pequeños emprendedores del Helado de Canela, y lo peor, tenían a su mujer grave en un hospital en Santiago muriendo lentamente por falta de tratamiento médico producto de una grave afección cardíaca que necesitaba dinero para las intervenciones quirúrgicas necesarias para hacer efectivo el juramento de Hippocrates. Me contaban todo eso entre palada y palada, con tristeza y desesperanza, y me cayeron bien pues, aunque me hablaban a cada rato de su tienda de helados usurpada por los bancos, no me permitían cargar la carretilla, porque claramente me veían flaco, púber y destruido. Efectivamente, yo volvía destruido a la casa y mi vieja no comprendía como podían ser tan agotadoras las lecciones como practicante químico, pues su padre, mi abuelo, que como dije había sido químico farmacéutico, jamás llegaba apestando como yo llegaba tras las jornadas de laboratorio. 
Lo anterior debió llamarle la atención y así un buen día me llegó a buscar. Vio a su pequeño retoño tirando pala como un obrero más. Se indignó y sus ojos se pusieron en modo "huevo frito". Peligroso. Fue directamente a hablar con el Señor H y le dio una buena ración de "mamá enfurecida". Que cómo se le ocurría ser tan idiota para poner a un niño a tirar pala, que venía a aprender química no a ser tratado como un empleado del PEM, y que además me debía pagar porque no era ningún preso político de los que le enviaban para explotar libremente. El Señor H, que distaba mucho de ser un Oskar Schindler, se disculpó, expresando que no sabía que me habían enviado a labores físicas, que yo era un estudiante aventajado, que retribuiría mis horas de trabajo, que me pondría a trabajar inmediatamente en labores dignas de mi condición de estudiante y castigaría al responsable de la equivocación. A mi mente llegaban los gritos del administrador del laboratorio siendo arrojado al foso de ácido sulfúrico durante la noche.
Al día siguiente me enviaron con los niñatos que lavaban recipientes, pero la tarea me produjo una alergia inmediata, por lo que, afortunadamente, me relevaron, pues años más tarde me encontré con algunos de esos niñatos, constatando que les había dado cancer de piel, y hasta habían perdido uñas y dedos de sus manitas.
El Señor H podría haberse deshecho de mi con solo pagarme lo trabajado hasta ese momento y extenderme el certificado de práctica aprobada, sin embargo era uno de esos sujetos tacaños en extremo ue no resistían la pulsión de explotar al resto para obtener la máxima plusvalía. Así las cosas, me mandó a llamar cuando se enteró que mi alergia me impedía seguir lavando trastos y me transfirió a otro campo de concentración. Bueno no era realmente un campo de concentración, sino que se trataba de un emprendimiento de su ex mujer que había instalado un jardín infantil para hijos de militares. Estaba recién construido, pero el sujeto que había pintado las paredes, se había olvidado de poner un cobertor sobre el piso para evitar las manchas. "La gente no agradece los buenos trabajos, mira como dejó el piso ese horrendo pintor. Nunca más lo contratará nadie".- me dijo con absoluta convicción. Imaginé que esa negligencia le significó al pintor de brocha gorda un buen clavado en la piscina de ácido.  Con el Señor H era mejor hacer las cosas bien. Con una sonrisa me entregó una botellita de agua ras y una espatula pequeñita con la que debía sacar una por una las manchitas de pintura salpicadas por el suelo de toda la casa en sus dos pisos. Eran millones. Hijo de puta. 
El Señor H me dejó las llaves y se fue silbando ufano de encontrarme una nueva utilidad. En otros tiempos sin duda que me habría convertido en jabón.
Pasé dos horas tratando de sacar las putas manchitas hasta que en la desesperación agarré a patadas un estante. El estante se tambaleó y las puertas superiores se abrieron dejando caer un bolso con harina sobre mi cabeza dejándome semi atontado. Sin embargo a los pocos segundos sentí una euforia inexplicable y me levanté del suelo gritando como un loco, como Ras Al Ghul saliendo del foso de Lázaro y entonces agarré a patadas y zamarreos el maldito estante, cayendo un segundo bolso desde su interior. No creía lo que veían mis ojos. Era un pequeño bolso con dólares. No eran pesos, eran dólares. La euforia seguía, me sentí millonario. Me puse a contar el dinero. Ochocientos dólares en billetes pequeños. En esa época, toda una pequeña fortuna. Es mío me dije, y comprendí lo que era el polvo blanco que segundos atrás me había golpeado. Yo había visto "Miami Vice". Este era el verdadero negocio del tacaño de Mister H. Lo tenía de los testículos, pensé, y de manera temeraria no imaginé que bien podía terminar en el fondo de la piscina y mi madre con un letrero de esos que ponían una foto en blanco y negro y la triste leyenda "donde están", en el pecho. 
Mandé a la mierda la espátula y el aguarrás. Cogí ambos bolsos y me fui. 
Una vez en mi casa, separé cuatrocientos dólares y los guardé en una vieja mochila donde guardaba algunas historietas. Luego tomé el  bolso con droga y el bolso con el resto del dinero y volví al laboratorio de Mister H. Una vez allí me acerqué a la familia de los heladeros y les entregué el bolso con los cuatrocientos dólares. El padre me quedó mirando con cara de agradecimiento y sólo me preguntó si debían desaparecer del mapa. Asentí afirmativamente. Imagino que se fueron a la capital a acompañar a su mujer en su enfermedad y pagaron la operación. Tras eso, pedí audiencia con Mister H. Le dije al gorila de la puerta que era algo de suma urgencia. Me hicieron pasar. Mister H me pregunto si ya había terminado con el trabajo. "Trabajo rápido no es buen trabajo" me dijo preocupado y adusto. Le expliqué que no había terminado, pero que necesitaba mi certificado de práctica aprobada y que no se preocupara de pagarme, que ya estaba más que pagado. Eso pareció gustarle y me extendió el certificado. Una vez extendido el papel con mi libertad, me acerqué a la puerta y antes de abrir la puerta arrojé el bolso con droga sobre la alfombra. Le dije que había encontrado ese bolso en el jardín infantil y que se lo traía pues no parecía estar a buen recaudo, que alguien lo podría robar en ese lugar tan solitario. Mister H no dijo nada, quedó estupefacto. Yo salí.
Los Heladeros desaparecieron y nunca más supe de ellos. Ojalá su mujer se haya mejorado.
Mister H no hizo nada por recuperar el dinero. Se hizo el tonto, quizás culpó a algún empleado, no era mi problema. De cualquier manera se volvió rico, poderoso y respetable.
Yo compré porotos granados para mi mamá, con mi sueldo como estudiante en práctica.
Un día apareció un sobre anónimo con 300 dólares en su cartera. Para celebrar salimos a comer una parrillada en la fuente Bavaria. Curiosamente en la mesa del lado, estaba Mister H comiendo un pernil con chucrut. Nos saludó afablemente, alzando su vaso de schop.
Yo cambié la química por las letras. Con los años, también me volví malo.





    

viernes, 21 de agosto de 2015

Al padre del que escribe

Puedo asegurar
con mi vida por garantía
que nunca lo vi borracho
ni apasionado en faldas ajenas
ni apestando a tabaco
o maldiciendo.
Puedo apostar mi fortuna,
Que no es poca
que ni siquiera olor a trago 
tuvo alguna vez.

Le agradezco,
realmente
que no me llevó a putas a debutar
Ni me fastidiara con ninguno de esos rituales de neón 
de los machos de poca monta.

Mi padre
Inalcanzable 
Nunca un amigo
para eso están los amigos, me dijo
que nunca son tan amigos.

El hombre de talones espigados
trajes impecables.
Yo, en cambio, 
tan patibulario
de zapatos sin brillo,
audífonos de verde estridente
sobre la corbata manchada con café,
escuchando rock
y olvidando pedir sus consejos
cuando era aconsejable pedirlos.

Rompeolas de granito
Fortaleza de la soledad
de roca sólida 
para chocar una y otra vez.

Con aguante de suicidas
Desmadres
Crímenes 
Bancarrotas 
Casamientos, divorcios y ocurrencias transnochadas
Injustos Reproches!!
Parientes lejanos
Y hasta mascotas subversivas
de contrabando y callejón.

Mi viejo místico,
de alturas celestiales.

Lo veo mirando el cielo 
nocturno de Atacama
estrellado en Blue.
Pensando en dioses
Nunca en lo inmediato esa mente!!
Con su cabello largo
Blanco y Radiante
como un cometa que no se extingue jamás.
de puras imperfecciones.

Mi Padre,
la guitarra
el fútbol 
los titulares del kiosco
el paso largo y calmo
el álgebra de Baldor
la espalda y el barro.

Una galaxia silenciosa 
te va envolviendo los ojos
y me dejó por regalo 
la fina estructura de tus huesos.

Yo por herencia 
hubiese preferido 
la insoportable elegancia de tu porte
el sosiego irresistible con que empapas
cuando el mundo se rompe en calabozos 
en truenos y relámpagos de fuego,
entre angustias, dragones, consecuencias derribadas.
Con volcanes estallando serpientes, y asteroides bailando cueca,
sobre el abismo de mis pesadillas
cuando lo único que queda,
para conciliar mis sueños,
son tus brazos reincidentes 
Tu corazón parchado
Tus pupilas de ciego infinito.


 

domingo, 9 de agosto de 2015

Cerdos infernales.

El infierno tiene un nuevo huésped. Ha muerto Manuel Contreras, el "Mamo", uno de los más malvados y crueles asesinos del régimen dictatorial de Pinochet, uno de los asesinos institucionales sin arrepentimiento. Se va uno, cuya penitencia en la tierra queda insoluta, debía cumplir más de 500 años de prisión, en una cárcel extremadamente "civilizada", siendo indulgentes, porque en Chile, donde las instituciones funcionan, se construyeron cárceles especiales para los militares condenados por crímenes de lesa humanidad, mientras que por otro lado, los crimínales comunes, poblacionales, hijos del lumpen que engendra la pobreza, corrientes y vulgares hijos de ladrón, se pudren en las universidades infernales del delito de nuestro precario sistema penitenciario. 


Otra deuda de la democracia, los políticos, los legisladores y los pusilánimes jueces que sólo se envalentonaron a juzgar a los criminales cuando su propio pellejo no corría ya ningún riesgo, sino que encima, les auguraba un ascenso parafernálico como jueces justicieros. Puaj!!
Los familiares de las víctimas de DDHH, celebraron la muerte del abyecto criminal, en un trance medio extraño, en un estado de esos en que convergen la impotencia frente a la impunidad que significó el trato con guante blanco que se dio a estos delincuentes que atentaron contra sus seres queridos, y una resignada celebración odiosa, de esas que más molestan el alma con malditos rencores que se quedan esperando que el infierno exista para que les haga pagar en sus entrañas, con trabajos forzados y latigazos del férreo Belcebú, por toda la eternidad, por los crímenes cometidos y tan compasivamente castigados en la tierra. Tres ave maría, un padre nuestro y te absuelve Karadima, a cambio de un lollypop.
Para nadie es una novedad, que el tratamiento a la investigación de los crímenes de lesa humanidad cometidos en la más reciente dictadura chilena, ha tenido las mismas características que su transición a la democracia, con mucho tranzar, con mucho negociar, con justicia en la medida de lo posible, con militares encerrados en cárceles especiales, y lacónicas indemnizaciones civiles para las víctimas, que difícilmente pueden tener la aptitud de disuadir al Estado y sus autoridades, de que la violencia política no se justifica jamás, y de que esto realmente, no se puede repetir.
Hay demasiados temas pendientes, pese a los miles de violaciones a los derechos humanos, los condenados por crímenes de lesa humanidad no llegan ni a 70 reclusos en prisiones que más parecen cuarteles. Todos son militares, viejos y convencidos de que actuaron por el bien de la patria, librándonos del cáncer marxista. Pareciera que en un momento de la historia, nuestros militares se volvieron locos de un rato para otro, y salieron férvidos a las calles a matar compatriotas y a despojar al país de sus riquezas para enriquecerse ellos mismos. Esa sería una visión muy reducida de los hechos. Alguien le soltó la correa a los perros, evidentemente, y otros se enriquecieron cómodamente en sus escritorios, mientras los militares hacían la pega sucia que más tarde les llevaría, según su individual mala suerte, al encierro.
Con mala suerte digo, pues ha sido muy poco el avance en materia de verdad y justicia, existiendo información reservada y más interrogantes que respuestas, inclusive en temas inconcebibles, como los crímenes a niños que se mantienen impunes hasta el día de hoy, y que recordamos a propósito de los crímenes de "General" Mamo Contreras, quien inclusive mató de mano propia a un niño alemán de la Colonia Dignidad, de un disparo en la cabeza cuando andaba de cacería de jabalíes en 1988, siendo ocultado el crimen por los jerarcas alemanes. Mamita era un intocable de esos por los cuales se podía acabar el Estado de Derecho.
Gonzalo Taborga, presidente de la Comisión Chilena de Derechos Humanos, destacó que la violencia contra menores es un tema pendiente, en contraste a la dictadura en Argentina, con organizaciones dedicadas a buscar la verdad sobre menores detenidos, o nacidos de militantes en cautiverio.
“Ha tenido un desarrollo muy diferente a Argentina. Acá las organizaciones no han tenido de parte de las autoridades, el respaldo que hubiesen querido, y que ameritaba”.
A propósito de la impunidad que vuelve a instalarse tras tantos años de "reconciliación", "transición", "mesas de diálogo" y "Comisiones", algunos plantean que únicamente ha muerto el cerdo, y nos recuerdan el viejo refrán popular que reza que "la culpa no es del cerdo, sino de quien le da el afrecho". 

Creo que en esto están siendo muy injustos con los cerdos, magníficos animales que no debieran compararse en lo más mínimo con monstruos como Contreras, aunque sí es claro que los que daban el afrecho, los que hacían sonar cacerolas, que le tiraban maíz a los militares y los que lucraron con la locura sangrienta de la dictadura, tienen aun mucho de lo que responder, por la sangre que quieran o no les salpicó, como por los billetes gordos en las bóvedas de sus bancos.


En "El Mapa y el Territorio", Michel Houellebecq nos decía: "Verá, creo que no debería estar permitido que los hombres maten cerdos. Le he dicho la mala opinión que tengo de las ovejas; y me reafirmo en ella. Me parece que la misma vaca (...) está sobrevalorada. Pero el cerdo es un animal admirable, inteligente, sensible, capaz de un afecto sincero y exclusivo por su dueño. Y tiene una inteligencia realmente sorprendente, ni siquiera se conocen sus límites. ¿Sabe que han podido enseñarle a dominar las operaciones simples? Bueno, por lo menos la suma, y creo que también la resta en algunos ejemplares muy dotados. ¿El hombre tiene derecho a sacrificar a un animal capaz de aprender las bases de la aritmética? Creo que no, francamente.”
Más adelante en la novela en que se representa a si mismo en tercera persona, Houellebecq reincidirá comiendo encurtidos, pero la reflexión anterior sigue siendo valida. Seas animalista o no, ya bien adores el tocino tanto como yo. 
No sólo es sabroso el cerdo, es realmente magnífico y no puedo llegar a compararlo con el responsable de tantas víctimas en las operaciones Cóndor y Colombo, el asesinato del canciller Orlando Letelier y del ex general Carlos Prats; la muerte y desaparición del sacerdote español Antonio Llidó Mengual, del líder socialista Víctor Olea Alegría y del mirista Miguel Ángel Sandoval, entre otras causas en que su nombre fue una condena fatal.
El informe sicológico presentencial que le hizo Gendarmería en 1995, en el marco de la investigación por homicidio, da cuenta que se trataba de alguien con tendencia a la “frialdad afectiva”.
“La afectividad impresiona coartada por un sobrecontrol racional de los impulsos, emociones y sentimientos, apareciendo una capacidad empática disminuida y una tendencia al egocentrismo; de esta forma, pone sus propios intereses por sobre los de los demás. Concordante con el sobrecontrol de las emociones, se percibe represión de ansiedad y sentimiento de culpa, los que no son asumidos conscientemente traspasando la responsabilidad a otros (…) No se aprecia conciencia del delito”, dice el documento. 
Pese a que el bueno de Mamito se fue al horno crematorio, que ahí lo metió su familia para no sepultarlo y evitar que el pueblo bailase sobre su tumba, negando todas las violaciones a los derechos humanos, afirmando que no participó de torturas, que no arrojaron cuerpos al mar porque la DINA no tenían aviones, que era bueno y blanco como una paloma, era el responsable de ese órgano infernal, y aunque lo niegue, hay víctimas que tienen un claro recuerdo de sus intervenciones, como es el caso del testimonio de Nieves Ayress Moreno, algunas de sus declaraciones estremecedoras transcribo para comprender con horror el tipo de mentes con las que estamos tratando:
"De nuestra casa me llevaron al centro de torturas en la calle Londres, donde permanecí alrededor de dos semanas en una celda, sola e incomunicada. Aquí fui torturada brutalmente. Los métodos de tortura incluían golpes, y choques eléctricos a todas las partes más sensibles del cuerpo, como los senos, los ojos, el ano, la vagina, la nariz, los oídos, y los dedos. También usaban un método de tortura que se llamaba "Pavo de Arara", en el cual me amarraban los pies y los brazos, me colgaban cabeza abajo, y me aplicaban choque eléctrico al ano.
Fui torturada en la presencia de mi padre y hermano, y una vez me forzaron a intentar el acto sexual con mi padre y hermano. Me forzaban a presenciar las torturas de mi padre, de mi hermano, y de otros conocidos que estaban presos. Varias veces en el baño me violaron.
Una vez fui torturada directamente por Manuel Contreras, a quien lo pude divisar porque la venda que cubría mis ojos estaba floja. Después lo reconocí en fotos. El me torturó con otra mujer, una alemana que estaba presa y quien a veces la torturaban conmigo porque pensaban que nos parecíamos y que quizás éramos hermanas.Ella era la ex-mujer de Bautista Van Schown. Contreras daba órdenes y supervisaba, pero también participaba directamente en las torturas. En esta sesión, él me golpeó, me dio cachetazos, y me insultó".
¿Alguien tiene ganas aun de compararlo con el delicioso y magnifico cerdo?
La mala fama del cerdo, que admite que a los malditos se les imponga ese apelativo, tiene una raigambre histórica y religiosa bastante extraña.
El inglés Christopher Hitchens nos plantea que la mala imagen a nivel religioso que posee el cerdo vendría a ser el fetichismo más antiguo, apareciendo en la primitiva Judea y observable también en el Corán, que califica la carne de cerdo de impura o incluso de «abominable».
Marvin Harris en uno de sus textos lo explica de manera muy didáctica de este modo:
“La mitad del enigma que concierne a la porcofobia es bien conocida para judíos, musulmanes y cristianos. El dios de los antiguos hebreos hizo todo lo posible (una vez en el Libro del Génesis y otra en el Levítico) para denunciar al cerdo como ser impuro, como bestia que contamina a quien lo prueba o toca. Unos 1500 años más tarde, Alá dijo a su profeta Mahoma que el estatus del cerdo tenía que ser el mismo para los seguidores del Islam. El cerdo sigue siendo una abominación para millones de judíos y cientos de millones de musulmanes, pese al hecho de que puede transformar granos y tubérculos en proteínas y grasas de alta calidad de una manera más eficiente que otros animales.
El público conoce menos las tradiciones de los amantes fanáticos de los cerdos. El centro mundial del amor a los cerdos se localiza en Nueva Guinea y en las islas Melanesias del Sur del Pacífico. Para las tribus horticultoras de esta región que residen en aldeas, los cerdos son animales sagrados que se sacrifican a los antepasados y se comen en ocasiones importantes, como bodas y funerales. En muchas tribus se deben sacrificar cerdos para declarar la guerra y hacer la paz. La gente de la tribu cree que sus antepasados difuntos ansían la carne de cerdo. El hambre de carne de cerdo es tan irresistible entre los vivos y los muertos que de vez en cuando se organizan festines grandiosos y se comen casi todos los cerdos de la tribu de una sola vez. Durante varios días seguidos, los aldeanos y sus huéspedes engullen grandes cantidades de carne de cerdo, vomitando lo que no pueden digerir para volver a ingerir más.
Cuando todo ha finalizado, la piara de cerdos ha quedado tan mermada que se necesitan años de rigurosa frugalidad para recomponerla. Tan pronto como se ha logrado esto se realizan los preparativos para una nueva y pantagruélica orgía. Y así vuelve a comenzar el extraño ciclo causado por la aparente mala administración.”

Los judíos parecen excluir al delicioso puerco de su dieta por razones sanitarias que fueron constatadas para regocijo de la sabiduría de Maimónides, con el descubrimiento de la triquinosis en el siglo XIX, por comer carne de cerdo poco cocida, lo que debiera permitirles en todo caso a los judíos comer cerdo bien cocido, sin ofender a Yahve. Asimismo, bajo ese concepto, siendo el puerco un vector de enfermedades humanas, es curioso que musulmanes y judíos no presenten igual restricción frente a otros animales en la misma situación, como ocurre con la carne de vaca poco cocida (carpaccio de res), que es fuente de parásitos, en especial tenias, que pueden crecer hasta una longitud de 16 a 20 pies dentro de los intestinos del hombre, producen una anemia grave y reducen la resistencia a otras enfermedades infecciosas 
El ántrax, por otro lado, es una enfermedad que transmite el ganado vacuno, ovejas, cabras, caballos y mulas, pero no los cerdos. A diferencia de la triquinosis que rara vez tiene consecuencias funestas y que ni siquiera produce síntomas en la mayor parte de los individuos afectados, el ántrax experimenta a menudo un desarrollo rápido que empieza con furúnculos en el cuerpo y produce la muerte por envenenamiento de la sangre.”
Sea que se ame o se odie, por razones religiosas al cerdo, lo que es un dato científico es que los puercos son tanto o más parecidos a los seres humanos que los monos, y sujetos como Manuel Contreras, en cambio, no parecen serlo. No, en absoluto, y no conozco cerdos que hayan hecho la mitad de las chanchadas que don Mamo, que en la parrilla del infierno descansa finalmente.
Estudios sobre el genoma humano revelaron grandes semejanzas del cerdo con el hombre. Los científicos compararon el genoma del cerdo doméstico (Sus scrofa domesticus), que se encuentra normalmente en las granjas, con el de 10 razas de jabalíes presentes en Europa y Asia. También compararon su genoma con el del hombre, el ratón, el perro, el caballo y la vaca.
El cerdo y su primo el jabalí comparten muchos puntos comunes con los humanos: saben adaptarse, colonizan territorios y dañan a menudo su propio hábitat; se dejan domesticar, pero vuelven a la vida salvaje cuando las condiciones son propicias.
El cerdo también está cercano al hombre desde el punto de vista anatómico y fisiológico, y ya ha sido utilizado para curar a los humanos, vía cirugía cardiaca (válvulas aórticas) como la que usa mi viejo, y producción de heparina (anticoagulante). Esta proximidad lo convierte también en un buen candidato para el trasplante de órganos.
Hitchens nos recuerda que “En "La jungla", la novela gráfica de Upton Sinclair sobre la actividad del matadero de Chicago, resulta angustioso leer cómo se cuelga a los cerdos de unos ganchos desde donde chillan cuando se les corta el pescuezo. Hasta los nervios de los trabajadores más acostumbrados a ello resultan afectados por la experiencia. Esos chillidos tienen algo…”
Algo aterradoramente humano, como el aroma de la celebración de las victorias en las batallas en Isla de Pascua y Nueva Guinea al disfrutar del chancho largo, no en vano se dice que los bomberos que han sacado restos de víctimas de incendios, jamás vuelven a comer cerdo asado.
Algún grado de sofisticación antropofágica debe haber en quienes disfrutamos del grasoso puerco. Mi predilección, los porotos puercos (utilizo porotos negros, pulpa asada picada, espinacas, merkén, zapallo y fetuccines, sofrío la pulpa con o mero fresco, ajo, merkén, cebolla y manteca, agrego la pulpa y caliento semitapada hasta que cuaje espesa la grasa y la vierto sobre los porotos, arrojo la espinaca y espero que se disuelva el zapallo para arrojar los fetuccines, sal a gusto)


La relación entre el cerdo y la represión ha sido históricamente estrecha, quizás por eso el "Chancho" que recibió el afrecho encarna tan bien a Contreras y a los militares más salvajes de la tiranía, alimentados por impunes civiles que les cantaban seductivamente al oído, que ellos eran sus "hombres valientes soldados",  y por ello hasta hoy gozan de los privilegios que les regaló la dictadura a costa del sufrimiento ajeno, de víctimas y mas tarde, de sus verdugos victimarios con mala suerte.

Esa relación parasitaria, triquinosa entre militares y civiles colaboracionistas, se resolvió para los primeros como una paila de jamón con huevos, siendo ellos, el puerco que puso el jamón, (insisto con el perdón de los primos porcinos), mientras los "amigos de los libertadores de la patria" invirtieron unas pocas chauchas en comprar huevos de segunda selección.

Como hemos visto, la historia nos enseña muchas cosas, entre ellas que "la porcofilia también puede utilizarse para fines opresores y represivos" como bien advierte Hitchens: "En la España medieval, donde se obligaba a los judíos y musulmanes a convertirse al cristianismo so pena de tormento y muerte, las autoridades religiosas sospechaban con bastante razón que muchas de las conversiones no eran sinceras. De hecho, la Inquisición nació en parte del santo pavor de que asistieran falsos fieles a misa, donde, por supuesto, e incluso con más asco aún, fingían comer y beber carne y sangre humana en la persona del propio Cristo. Entre las costumbres que nacieron como consecuencia de ello se encontraba la de ofrecer, tanto en los acontecimientos más formales como en los informales, una bandeja con productos de charcutería. Quienes han tenido la suerte de visitar España, o algún buen restaurante español, estarán familiarizados con este gesto de hospitalidad: literalmente, decenas de piezas de cerdo curado de diferente modo y cortado en lonchas de distinta forma. Pero el lúgubre origen de esta costumbre reside en la lucha permanente por descubrir la herejía y de mantenerse atento sin pausa a las delatoras manifestaciones de repugnancia. En las manos de los primeros fanáticos cristianos, hasta al apetecible jamón ibérico podía ser llamado a ejercer como una modalidad de tortura" (Pasaje de: Hitchens, Christopher. “Dios no es bueno.”).


Como ven, la culpa nunca es del puerco. Quizás ya viene siendo hora de que respondan aquellos que con su manteca, dan limosna en las iglesias, imponen su moral a los desgraciados y que en definitiva se quedaron con casi todo, por muy poco afrecho. 
Además de todo, el chancho quedó mal pelado. Oinc.











viernes, 7 de agosto de 2015

Historias para toser en invierno con música para la fiebre.

Estoy de pie, abrigado en un día frío en Santiago de Chile tomando mate frente al Ipad y su teclado. El pecho me arde un poco gracias al virus cincisial que en los adultos es una desagradable influenza. No voy a morir, fuertes dosis de vitamina C y un cúmulo de libros me esperan entre cancionaes de los animales de la granja con Susanita y su ratón. En un rato de lucidez escribo estas líneas para no perder la costumbre y compartir algunas experiencias de consumidor de historias.
Rodrigo Fresán me hizo dos tremendas recomendaciones que valen por tres: leer a Douglas Coupland, y a Mark Olivett Everett con sus "Cosas que los nietos deberían saber", escuchando al mismo tiempo los discos de su banda "Eeels", y resultó. Sus recomendaciones valieron absolutamente la pena. 
De Coupland cuesta encontrar material en español, ya encargué un par de libros a una tienda en España, y tengo otro tanto descargado desde internet, pues "Todas las familias son sicóticas" lo descargué de una red pirata de libros, y bien valió la pena el ciber crímen pues me dio gusto leer algo diferente, comparable a Pahlaniuk, y de momento me atrevo a decir, que superior en narrativa y tensión. La narrativa de Pahlaniuk me parece novedosa, con excelentes ideas, pero con una ejecución insatisfactoria, como un equipo de fútbol con un buen técnico y jugadores mediocres. La última novela de Coupland es de esas que Stanley Kubrick llamaría "optimistas", como lo hizo con "The Shining" de Stephen King, y que nos recuerdan con monstruosa e hilarante´acidez, la realidad de las relaciones paterno filiales en las llamadas familias "disfuncionales". Desde una mujer astronauta manca, hasta un siniestro empresario farmacéutico, se darán cita en estas páginas de moribundos y sidóticos esperpentos humanos, que bien podrían morir devorados por un caimán, como por las balas celosas del pater familia. No digo más para no restarles sorpresa porque hay reseñas que con el tal de enganchar, cuentan los momentos cruciales y matan el relato, como la reseña de la excelente "Prohibido" de Tabitha Suzuma (NO LEAN LA RESEÑA POR FAVOR).
Ya veremos como va la cosa con "Microsiervos" y "La vida después de Dios", ya les cuento de que van, que la vida no es sólo García Márquez y Bukowski.
El libro de Mark Oliver Everett, una autobiografía, por su parte cumple con las expectativas y te deja asombrado con la capacidad de resciliencia humana y la falta de quejas frente a los eventos negativos de su narrador, y es por eso precisamente lo acertado de su título. Al mismo tiempo me lancé a escuchar los discos de Eels, magníficos todos. 
Ya lo advertía Fresán: “música triste pero cálida, historias trágicas cantadas con una triunfante sonrisa vencida, melodías de cajita de música que se abre y se cierra igual que ciertos ataúdes que ya no volverán a abrirse y que, en llamas o bajo tierra, seguirán sonando en nuestra memoria.”
Escuchar esta música comprendiendo los distintos periodos en la vida de un hombre, es realmente una experiencia conmovedora: Electro-Schok Blues, desgarrador, Souljacker, fácilmente uno de los mejores discos de Rock de la Historia, Hombre Lobo, un placer de cabo a rabo y Live at Town, el concierto de cuerdas, reivindica totalmente la convicción del artista de preparar cada concierto de manera especial y apartada del disco original, porque la vida es así, con las mismas sorpresas que trae cada trabajo de Eels, porque en su filosofía, efectivamente la vida es demasiado corta para escuchar un solo tipo de música (“Si sólo te gusta un tipo de música, lo siento, pero la vida es demasiado corta. Cada disco que he sacado ha provocado una avalancha de cartas de fans cabreados porque no era lo que ellos esperaban. Si quieres lo que esperabas, ¿por qué no grabas tu propio disco, eh? Déjame a mí que haga el mío: probablemente no sea lo que esperabas.”)
He tenido suerte en este último periodo, tengo una mujer estupenda a mi lado que me ama y me alegra con solo mirarme con  sus ojazos verdes, un hijo de seis meses sorprendentemente despierto, bello y firme, y de momento una tranquilidad profesional que años atrás me parecía imposible, a ello le sumo que he escuchado buena música, y he escogido buenos libros, es algo que se parece bastante a eso que llaman "felicidad", cuando agrego un berlín frito y una taza de un buen café turco preparado con amor por una italiana.
Terminé de leer la "Historia de un Servidor" de Edward Limónov, y estimados, debo decir que valió la pena cada página y cada centavo del libro del escritor, político, poeta, guerrillero, aventurero, ruso al que le gustan los negrazos, al punto de que no logro comprender por qué, una obra sincera como ésta, no se merece los mismos galardones que la aburrida obra de Patrick Modiano. 
En música latinoamericana, recomiendo dos discos gigantes. Uno es "EnVivo Sala Master" de Los Kuervos del Sur, disco potente que ya refleja la verdadera calidad musical de esta "aún" desconocida  banda, con un rock latinoamericano más duro que el practicado por Los Jaivas, pero que no cae nunca en lo molesto, lo bestial, ni lo reiterativo, por lo que perfectamente puede ponerse de fondo en un viaje con la abuela sin que le de jacqueca. Sus guitarras suenan como verdaderos tributos cordilleranos, la voz es la de un Cacique que se resiste a morir, sin quejas, pero con dolor y perfecta dicción y un color de voz reconocible, único en su especie. La batería y el bajo acompañan esta potencia amerindia y la elevan al cielo ese que espera a clásicos como Deep Purple y  los Iron Buterfly, que es la influencia que se observa junto a los sonidos latinoamericanos, antes que Pearl Jam, como algunos podrían confundirse por la calidez vocal. Un verdadero rock. Con los años la lírica debiera mejorar, que es quizás el punto más flaco, pues la música arrasa con todo. Recomendable cien por cien. Desde hace un tiempo, una de mis bandas favoritas y lamento no ir al concierto de esta noche, pero una bronquitis me tiene con una pierna en la tumba.
En la onda más folclórica, el disco de colaboración entre Inti Illimani Histórico y Eva Ayllón, otro gigante, pero lejos de ser un descubrimiento, una acierto de los productores al juntar estos tremendos portentos de la musica chilena y peruana en una sola voz. Para comprender que somos un mismo pueblo y dejarse de pendejadas.
Entre lo que no recomiendo, ir al cine a ver Terminator Génesis, un asco de película. Parece la parodia de T I y II, con Arnold parafraseando "I´ll be back" entre risas y morisquetas, al punto que no se sabe si en realidad estaremos viendo una nueva versión de "Esto no es otra tonta película de Terminator". Por lejos la peor de todas, peor inclusive que esa con la Terminator rubita, que ahí al menos verle el culo a la mina salvaba la entrada. Esta ni eso. Terminator I era una película notable de ciencia fición y terror, que me hizo ver a mis padres frente al betamax realmente sobresaltados cada vez que el robot resurgía de la muerte cuando ya parecía que los buenos ganaban. La terminator II fue un festín de rock, ciencia ficción y acción, creando al temible T-1000, el que aun no han logrado superar en versatilidad. En serio, fúmese un cuete de marihuana y riegue el pasto de su casa, lo pasará mejor.

Tampoco recomiendo, en general, comprar ningún libro de Alfaguara a menos que alguien te lo deje muy bien recomendado, esto es, algún lector avezado, pues parece que ciertos talleres de producción literaria en Hispanoamérica, poseen un monopolio de generación de títulos, que está bien, es su " Cosa Nostra", pero los productos vienen siendo decepcionantes en general.
Especialmente defraudantes son los libros que se ganan los premios Alfaguara (a excepción de El Vuelo de la Reina de Tomás Eloy - Martinez, me cuesta encontrar algo bueno en ellos). 
El último libro, un verdadero bodrio, Carla Guelfenbein y Contigo en la Distancia, no me dio para terminarlo, tres cuartos y a vomitar, tanta cursilería, tanta fanfarronería, tanto mundo ajeno al común lector, tanto intento por parecer gran literatura, dan ganas de llorar a gritos, sorry Carlita, intentaré con otro título para no ser injusto. No hablo desde la impaciencia literaria, mira que soy de los que aun dan batalla con la aburridisima, cándida, repetitiva y sobrevalorada novela "La Conjura de los Necios" (aún libro de culto?) de Kennedy O´Toole, pero Contigo en la Distancia me derrotó, pese a que como he dicho, no soy de esos que abandonan libros, abandono relaciones, ensaladas, a veces hasta me abandono a mi mismo, pero trato por todos los medios de evitar abandonar libros, pues alguien invirtió su vida en ello y merecen algún respeto.
Pero no puedo ser tan duro con Alfaguara y su catálogo, porque ahí me encontré precisamente con uno de los libros más potentes, honestos y duros que he leído en mi vida (que ya me acerco peligrosamente a los cuarenta, así que no es poca lectura), se trata de "La Ley de la Ferocidad", de Pablo Ramos, autor argentino que al parecer también se dedica a la música y aún no tengo el placer de escuchar.
Si este libro se tuviera que leer en voz alta, la única voz autorizada sería la de Julio Sosa, cualquier otra voz, incluyendo a Cohen o Tom Waits, quedaría corta. Es una obra con un peso asfixiante, honesta y valiente en cada párrafo, bien escrita, rotunda, que va golpe a golpe tratando de recordar, a lo macho, el verdadero tejido de la relación entre los hombres, de padre a hijo y de hijo a padre. Mucho abandono del espíritu, que aquellos que lo hemos vivido de cerca, sabemos que esto no es un cuento, que de literario tiene bien poco, que es un documental del alma rota entre botellas de whisky, piernas de prostitutas, y sustancias intoxicantes. Un relato de ese camino feroz del abstemio rendido y reincidente, que se habla a si mismo en cada momento, con el demonio montado en la espalda. La narrativa posee encima, unas ácidas notas de humor, de esas que te dejan semi perplejo y que te obligan a cerrar el libro cada tanto para que no se agote tan rápido. Recién comienzo a conocer la obra de Pablo Ramos pero ya voy por el resto de sus novelas sin duda. Uno de esos libros que te sacan la envidia por las ganas que te dan de haberlos escrito tu mismo, desde esas mañanas infernales del dolor auto inflingido. Así de bueno, imaginen. Tengan un buen fin de semana, yo seguiré tosiendo por un rato más. Hasta la vista, Baby.