Siempre que agrego esas dos pequeñas frases "actor"; "porno", termino en alguna entrevista personal frente a una inusualmente numerosa comisión de hombres y mujeres, todos muy curiosos, inquietos y sonrientes. La tensión va en aumento hasta que llegamos al punto en que, entre carraspeos y muecas divertidas, se pronuncia la ansiada pregunta:
"Bueno, háblenos de su experiencia personal"; y ahí es cuando podrás hablar por una hora toda clase de payasadas, cualquier fábula que se te pase por la cabeza tiene lugar en este momento, pues los tipos no están prestando verdadera atención a lo que hablas. No les importa si fuiste el vendedor del año, salvaste a las ballenas, te robaste la caja chica de la empresa para la fiesta de fin de año, o te despidieron por follarte a la mujer del jefe, sino que ellos, como embrujados por su propia curiosidad en la que no dejan de imaginarte desnudo y practicando acrobacias genitales, están más pendientes del momento en que les hables de tu experiencia como actor porno.
Aquí llegará el momento de la decisión. Si no dices nada, existirá una alta probabilidad de que no se atrevan a preguntarte directamente por ese pequeño, aunque gigante, antecedente laboral y es más, muy probablemente te van a terminar contratando, porque es tanta la curiosidad y el morbo que los ha embargado, que desean ferozmente tenerte entre ellos.
La otra opción es que derechamente te consulten: "en su currículum aparece que trabajó como actor porno ¿podría explayarse un poco sobre ese punto?". Ahí ya tienes dos opciones, la primera es decirles que alguien te hizo una mala jugada en el CV y que todo es un lamentable error, lo que distenderá el ambiente, todos reirán y asunto arreglado y correrás la misma suerte que el resto de los postulantes, quizás gozando un poco más de simpatías del grupo a la hora de las definiciones. La otra opción es darles lo que quieren: "sí, trabajé durante unos meses para costear mis estudios, en algunas producciones independientes".
En ese momento, ellos tratarán de mostrarse tolerantes y naturales, pese a que el morbo se mantendrá ahí, presente, entre risas contenidas y miradas furtivas hacia tu anatomía, con la cabeza a mil por hora.
Si te contratan, ten en consideración que tus nuevos colegas son realmente una manga de calientes. Si te contratan, agradéceme el consejo comprando mi libro "Cocinando con Caníbales", con tu primer sueldo. Ya ves, no existe la mala publicidad, ni los trucos inmorales a la hora de conseguir un puto trabajo.
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