miércoles, 10 de febrero de 2016

Programa de Testigo Protegido. Un cuento-poema.

Tras una interesante vida de crímenes
y cobardes felonías
Subyugado por las más ilícitas asociaciones 
y la peor clase en malas compañías,
sin más atenuante que el placer,
ni otra justificación que el bendito egoísmo, 
un mal día fui arrinconado por la pasma, 
sorprendido con las manos en la masa,
cual tratante de blancas, negras, rubias y pelirrojas,
y pese a mis mejores esfuerzos por defenderme como un gato de espaldas,
me arrestaron cuando aún yacía tirado
entre las sábanas manchadas por sucios pecados innombrables
en el motel donde el diablo perdió el poncho y recobró la mala conciencia.
Después de las rigurosas amenazas fiscales de rigor, 
tras ofrecerme juicios sin cuartel,
largas condenas entre pederastas impenitentes,
y exhibirme los catálogos de las más resecas penitenciarias del horror,
luego de incordiarme con eventuales venganzas pendientes
cortesía de mis amigos del lumpen y compañía limitada,
y considerando mi total carencia de atenuantes de la responsabilidad penal,
producto de mi muy reprochable conducta anterior, 
abdiqué al trato que aceptan los traidores.
Sí, cuál rata vil, rastrera y desvergonzada,
me acogí al programa de testigos protegidos.
Inicié una nueva vida
Desaparecí del mapa
Me borré de las redes sociales
y de los más infames recuerdos de las mujeres que alguna vez dijeron que me amaban,
Fingí mi muerte en los bares
y hasta organicé un funeral invitando a mis viejos camellos, las bizcas prostitutas y los acreedores variopintos que me dejaron los excesos
y mi insaciable buen gusto.
Debí dejar a mi novia de la Universidad, a mi mujer celosa recién casada, a mis amores más entrañables y dolorosos 
y aún más terrible fue,
que abandoné a mis mascotas a la bondad de mis vecinos y a los jueces de turno.
Mi casa se fue a remate,
entre pastos viejos y salones a medio decorar,
Atrás quedaron mis crímenes,
Mi pasado malvado.
Me resetearon el alma
Me blanquearon los dientes 
Me afilaron la nariz
Me operaron las hemorroides
me hicieron crecer la barba que nunca tuve
y hasta me curaron la depresión con antidepresivos tricíclicos .
Me cambiaron el nombre
Me dieron otra casa
Me entregaron otra familia,
otros hijos,
suegros nuevos
y hasta nuevos amigos
todos buenos, nutritivos,
amigos que no juegan al póker y que saben detenerse cuando beben alcohol.
Es una espantosa maravilla esta vida nueva,
es cálida, es tranquila
se siente tan real y digna
sin pistolas, sin rufianes, sin fulanas, ni coartadas,
Sin mascotas pelechando en mis trajes!!
Protegido.
Aunque hay noches extrañas
en que noto que emergen sombras a mi costado,
me sobresaltan!!
Parecen pasados vivientes!!
Como zombies de bellos escotes, risas, ojos de perro, chicas de hentai animés, vinos caros descorchados sobre pezones pequeños, y dulces besos lúbricos en un hotel elegante; 
A veces pareciera que hay gente conocida que me reconoce,
que tu cara me suena...
pero si no es el desgraciado!!
No señor que usted me debe estar confundiendo con alguien más 
Mire señorita me halaga pero no la he visto nunca en mi vida,
Y así me libro de mis viejos acreedores,
de mis tristes amantes abandonadas a su suerte,
de los malos maridos,
cornudos que muy tarde se enteraron de mi existencia,
de mis viejos cómplices que leales a la vida criminal,
se quedaron encerrados sin pistolas,
junto a los esqueletos flacos de sus botellas de pisco.
Disculpen mi renuncia, este adiós.
pero encontré la paz en esta traición.





No hay comentarios:

Publicar un comentario