martes, 29 de diciembre de 2015

Entrevista personal

Si postulas a un trabajo y quieres asegurarte de llegar a la etapa de la entrevista personal, te daré un viejo truco: agrega en tu CV, en la parte de experiencia laboral, que fuiste actor (o actriz) porno. Es un truco infalible.
Siempre que agrego esas dos pequeñas frases "actor"; "porno", termino en alguna entrevista personal frente a una inusualmente numerosa comisión de hombres y mujeres, todos muy curiosos, inquietos y sonrientes. La tensión va en aumento hasta que llegamos al punto en que, entre carraspeos y muecas divertidas, se pronuncia la ansiada pregunta:
"Bueno, háblenos de su experiencia personal"; y ahí es cuando podrás hablar por una hora toda clase de payasadas, cualquier fábula que se te pase por la cabeza tiene lugar en este momento, pues los tipos no  están prestando verdadera atención a lo que hablas. No les importa si fuiste el vendedor del año, salvaste a las ballenas, te robaste la caja chica de la empresa para la fiesta de fin de año, o te despidieron por follarte a la mujer del jefe, sino que ellos, como embrujados por su propia curiosidad en la que no dejan de imaginarte desnudo y practicando acrobacias genitales, están más pendientes del momento en que les hables de tu experiencia como actor porno.
Aquí llegará el momento de la decisión. Si no dices nada, existirá una alta probabilidad de que no se atrevan a preguntarte directamente por ese pequeño, aunque gigante, antecedente laboral y es más, muy probablemente te van a terminar contratando, porque es tanta la curiosidad y el morbo que los ha embargado, que desean ferozmente tenerte entre ellos. 
La otra opción es que derechamente te consulten: "en su currículum aparece que trabajó como actor porno ¿podría explayarse un poco sobre ese punto?". Ahí ya tienes dos opciones, la primera es decirles que alguien te hizo una mala jugada en el CV y que todo es un lamentable error, lo que distenderá el ambiente, todos reirán y asunto arreglado y correrás la misma suerte que el resto de los postulantes, quizás gozando un poco más de simpatías del grupo a la hora de las definiciones. La otra opción es darles lo que quieren: "sí, trabajé durante unos meses para costear mis estudios, en algunas producciones independientes".
En ese momento, ellos tratarán de mostrarse tolerantes y naturales, pese a que el morbo se mantendrá ahí, presente, entre risas contenidas y miradas furtivas hacia tu anatomía, con la cabeza a mil por hora. 
Si te contratan, ten en consideración que tus nuevos colegas son realmente una manga de calientes. Si te contratan, agradéceme  el consejo comprando mi libro "Cocinando con Caníbales", con tu primer sueldo. Ya ves, no existe la mala publicidad, ni los trucos inmorales a la hora de conseguir un puto trabajo.


jueves, 24 de diciembre de 2015

Felices Navidades

La gente termina por correr en el poco tiempo que queda para cumplir con su regalo, porque eso es la Navidad en estos días: gente corriendo con las nalgas sudorosas bajo el sol, con cara de fastidio porque entre el trabajo y el cierre del comercio se pueden perder "el regalo prometido". 
Pero ya está, ya es así, "porque la vida es ahora" me repite desde el bolsillo mi MasterCard black al ritmo de Jingle Bells, mismo concepto que imagino llevó a Macri a pedir préstamos en la banca internacional para volver a endeudar a nuestra querida Argentina que ya había mandado al carajo a su deuda externa. Extraño mundo. 
No crean que esta es una nota pesimista o apestosa anti Navidad, que ojo, yo adoro la Navidad, me encanta recibir regalos y me encanta regalar, en eso no he dejado de ser un niño pese a todo. Pese a los divorcios, las porciones conyugales, las condenas penales y las cuentas que olvidé pagar como si de fondos buitres se tratara, pese a que ya comprendí que las guerras no se hacen por motivos patrióticos ni por discrepancias ideológicas o discordancia entre dioses vengativos, sino que para vender armas o acaparar recursos naturales, sigo siendo un niño.
Pese a que ya comprendí que la democracia es un invento griego que se utiliza para pacificar a los vencidos, y que las leyes penales se le aplican a los pobres y a los negros con implacable ferocidad, sigo creyendo. 
Pese a que llegué tarde al reparto de la torta y comprendí que entre el dinero y el poder se murió la verdad de la lucha política, sigo con esperanza.
Pese a mientras escribo esto, sé que mueren de miseria familias completas y que al mismo tiempo un respetable señor en alguna parte, sin trabajar un solo día, se enriquece al ritmo correcaminos y enfermizo del bip bip de las cajas registradoras, las autopistas y las clínicas, sigo enamorado de la vida.
Pese a todo eso y tantas otras cosas por las que Enrique Santos Discépolo gritó en el papel del tango que el mundo fue y será una porquería y que el que no llora no mama y el que no afana es un gil, yo sigo siendo un niño en cada Navidad, y creo en Santa Claus, ese gordo grandote sonrosado y dipsómano que reparte regalos a los niños del mundo sin toquetearlos en la misa. Ese gordo hijo de puta del polo Norte que con su macabro sentido del humor, le enseña la austeridad y el sentido de justicia al humilde que comprende que los suyos lo dan todo, regalan lo que tienen con amor y sacrificio, mientras que al rico inmoderado y grosero lo mantiene feliz con los negros carbones de la ignorancia de la dicha que significa tener, tener, tener y querer más y más sin nunca compartir.
Feliz Navidad para todos, amigos míos, excepto para los engendros malignos del 1% del mundo, muchos de los cuales son mega millonarios chilenos que se robaron las empresas estatales, el cobre y las merluzas, que creen que quitándonos todo, nos dejarían sin nada. 
Error.
Nos tenemos a nosotros. Jojojo. Es más que suficiente al menos en noche buena.


martes, 22 de diciembre de 2015

Carlos Peña y el veto moral a MEO



Carlos Peña, el oráculo de la moral nacional se ha sumado a la campaña de desprestigio de MEO con su última monserga dominical de "El Mercurio".Nunca he votado por Enriquez, ni siquiera es santo de mi devoción (yo voto por Roxana), pero aquí vemos como a través de distintos medios se promueve un espurio intento de destruir una imagen, es evidente que lo tratan de bajar de la carrera presidencial desesperadamente. Me molesta este rector Peña si voy a ser franco.

El Sr. Peña imparte juicios morales desde el pináculo de su Universidad Privada, germen de las desigualdades y no contento con ello, tiene el descaro de enrostrar que un político en particular, Marco Enríquez-Ominami, dada su particular y trágica historia familiar (que nadie puede desconocer), se haya financiado con aportes de una empresa privada (con un inexplicable énfasis en que es la empresa del ex yerno de Pinochet, construyendo así una cadena de causalidad tan rebuscada como la que idea aquel cornudo que viene a culpar al mueblista que construyó la cama donde se verifica el adulterio de su mujer), porque en definitiva, y más allá de si se trata de aportes del yerno, del nieto, o del tatarabuelo de Hitler, fíjese usted que al final del día, se trata de aportes que se extraen del sistema impuesto por el viejo tirano, con el que ha lucrado por décadas toda nuestra élite, y a destajo.

Hasta donde entiendo, Ponce Lerou no fue más que un vil oportunista que se vacunó a Pinochet y a su hija (se divorció con la llegada de la democracia por lo que no me extrañaría que votara por el No y hasta financiara desde esos años a los concertaplop) y así se sumó como uno más, a la lista de saqueadores que para mantener el sistema financiaron a TODA la clase política, TODA, pero ahora resulta que MEO, de entre todos los pecadores, es el único moralmente vetado para financiarse con el sistema.Es un argumento bien pueril esto de pretender que por el solo hecho de haber sido Ponce Lerou, el yerno de Pinochet, su dinero sea más sangriento, sucio e inmoral, que el que generan, por ejemplo, las universidades privadas que le pagan al Sr. Peña. En serio, me pregunto: ¿no se es cómplice también cuando se lucra con la educación en base a un modelo impuesto con sangre de los adversarios políticos? ¿Cual es la GRAN diferencia de origen entre la fortuna de Ponce Lerou y la de los dueños de las Universidades Privadas? ¿Que acaso ambos no lucraron igualmente gracias al modelo que les regaló el tirano de las gafas negras? Pero al Sr. Peña, autonombrado paladín de la moral republicana, oráculo de la decencia pública, Rector de una de las primeras universidades privadas del país, semillero de esta élite tan vergonzosa que le da palco en El Mercurio, le parece que lo único inmoral, es que los creadores y colaboracionistas del régimen (ese régimen que asesinó al papá de Meo y a 2000 chilenos más) lo financien tal y como han financiado desde el regreso a la "democracia" a toda la clase dirigente, para mantener, cuales master of puppets, este modelo que permita que rectores que venden desigualdad de manera impune, como es mi opinión respecto del Sr. Peña o el bruto arrogante de Benítez (opinión), nos vengan a dar clases de consecuencia. Sin contar la crueldad sinsentido que reviste plantear, pues es lo que plantea, que por el hecho de que Marco Enriquez, "eligió" ser hijo de Miguel Enriquez, podemos boxearlo sin remordimientos de ningún tipo, si eligió ser hijo de un revolucionario asesinado, o muere acribillado en una revuelta o se pone a hacer documentales para salvar a las ballenas, como un niño bueno. Para Peña, entonces, lo consecuente debiera ser que MEO se banque en silencio el asesinato de su padre o hasta que reniegue de su antepasado, y que encima deba conjurar a priori su opción de conducir el país, pues su cruenta orfandad no solo lo debió traumar sino que además lo debió obligar a limitar su financiamiento a uno del tipo que obtienen candidatos como Roxana Miranda, con el aporte del carrito de completos y el bingo autogestionado, en un sistema electoral que castiga fuertemente a los candidatos sin recursos, que no tienen bolsas de cemento para llevar a las poblaciones ni chocman para repartirle a los jubilados.Eso sería consecuente, sí, pero también implicaría una renuncia, una renuncia a la realidad de enfrentarse con igualdad de armas económicas para promover el debate de sus ideas. No seamos cándidos. Bajo el falaz argumento del rector Peña, Meo también tiene prohibido escuchar a los Huasos Quincheros, ver el matinal del Mega, y haberse casado con la Karen, porque antes estuvo casada con un momio recalcitrante de San Felipe. Simplemente ridículo.Peñita, shhhhhh...Muy responsablemente le digo lo siguiente: basta de obsecuencia con sus patrones y hágase un favor moderando las argumentaciones sensacionales, que con ello se pone en evidencia delante de todos sus alumnos, y así, toda la pompa y los ejemplos sartreanos tan pobremente utilizados, no hacen más que evidenciar algo peor que lo que está criticando: su servilismo.


domingo, 13 de diciembre de 2015

Últimas lecturas. De la Rabia a la Anarkia en el cerro maldito.

Si te dijera que  desde el 2009 existe una novela corta (no mas de 80 páginas), que encaja perfecto en lo que podríamos definir como un engendro elaborada por Kafka a la velocidad industrial del Sin City de Frank Miller, trabajada bajo una prosa delirante que bien podría estar narrando un sueño sicodelico y marginal de Sid Vicius por los cerros de Valparaiso, entre lupanares anarko punks, angustias de pasta, casas de ladrillos que te pueden morder y cajitas de vino que pueden llorar en los brazos de su madre. Eso es Valpore, una ráfaga abrumadoramente poetica de realidad marginal porteña horrorosa. Una novela horrorosamente tierna. 
La compré por simple fortuna, sin recomendaciones de ningún tipo, en un intento por rastrear propuestas nuevas, tras leer las primeras páginas en una librería que la tenía entre pilas de librillos de poesía y ofertas de microeditoriales. Las invitaciones de la contraportada no le hacen honor ni apuntan a la universalidad de la narrativa de su autor Cristobal Gaete (1983), a quien no conozco sino hasta ahora por este excelente libro que se lee en menos de un par de horas, pero que sin duda logra perdurar mucho más por la potencia de las imagenes con que te hace explotar la cabeza, porque eso es lo que hace, te vuela la tapa de los sesos sin aviso, como una resaca maldita imputable a un ron barato.
A diferencia de la mala propaganda que le hacía la contraportada al libro anterior, en Argentina me encontré con la contraportada y las loas por los 10 años de su publicación, de la novela de Sergio Bizzio "Rabia", otro pedazo de novela que bien se merece el tributo, la muy bien cuidada edición y la preocupación de la editorial Interzona que reeditó la historia de este encierro mítico de un violento gañán villero en la mansión de los patrones de su novia, en una historia de amor, porque eso es Rabia, una verdadera historia de amor, desnuda, con detalles milimétricos de la pasión humana en la, nada sencilla, mente de un hombre sencillo. Ojalá llegue a Chile, excelente novela e impecable edición.
Desde yanquilandia las lecturas de Lolito de Ben Brooks y El gospel de la anarquía de Justin Taylor me parecieron sencillamente gigantes. Ambas entretienen y en comun tienen esa forma de narrar que muy poco de ingenuidad pretenden algunas novelas con protagonistas jóvenes, o que pueden parecer novela de iniciación al estilo del Guardián entre el centeno, Mala onda o Verano Robado. 
La primera, Lolito, es una trabajada e hilarante experiencia del adolescente con el corazón roto que se queda en casa mientras sus padres viajan. Sí, puede sonar a mi pobre angelito, pero aquí no hay ladrones ni intentos por proteger la casa familiar en navidad, sino que una exploración frente al dolor del primer amor y la extravagancia de las primeras experiencias. Todo muy bien escrito. 
El gospel de la anarquía por su parte, en formato de historia de anarko punkis post adolescencia, se adentra en nada más y nada menos que en la exposición de las claves de la creación de los mitos fundacionales, revelando en la historia del grupo de okupas malvivientes de un barrio universitario de una traquila ciudad gringa, como se pueden crear los líderes religiosos, profetas y mesías, en tiempos que el fundamentalismo parece un fenómeno cada vez más cruento que entra en constante pugna con la liviandad de quienes no creen. Una novela interesantísima.
Tao Lin no me decepcionó con Richard Yates, pero tampoco me dejó a mil, aunque debo reconocer que hay algo en su pajera forma de narrar, que me impidió abandonar el libro, y que entre página y página sentía la delicada tranquilidad a la que te abandona un clonazepam.
Ahora lo que no me ha gustado hasta el momento, solamente aquellos que no he terminado y que siguen ahi a ver si lo logro: Rafael Chirbes con su Crematorio, pesado y con una puntuación de los mil demonios que en nada ayuda a sentir placer en su lectura. El poder del perro de Don Winslow entretiene, pero es tan extenso en cada pagina se siente la ligereza del best seller, del guion cinematográfico y lo peor, esa sensación de que quizás estoy perdiendo el tiempo pues ya saldrá la pelicula, como me ocurrio con el Marciano de Weir que no llegue a la mitad de su larga clase de botanica espacial y ya tenia a Mark Walhberg nuevamente perdido en el universo hollywoodense. Verano Robado de Viera-Gallo, que se reeditará me mantuvo entusiasmado en lo que pareciauna férrea   honestidad y una escritura tan delicada como brutal hasta que decayó demasiado en plan historia de minas, con esta cosa tan chica cosmopolitan de hombres tiburón y hombres gusano y rollos adolescentes medio latosos con la amiga crazy, todos de ese mundo narrativo tan de élite pendeja trasnochada y noventera de la zona de contacto del Mercurio con aburridas chiquillas  acomodadas en sus tristezas superfluas y artificiales como las de los jovencitos de Hernan Rodriguez Matte y su apestosisima Barrio Alto (ojo que no las hago similares, Verano Robado es muy pero que muy superior en mi opinión, al menos a la misma altura de páginas en que abandone a ambas).
Finalmente estoy batallando con el Libro de las Bromas, del irlandés Momus (parte bien hasta que sigue y sigue todo el rato en el mismo plan), que aunque presenta una idea interesante (crear un largo cuento en base a la ilación continua de chistes), resulta agotadora en su esquema sencillo. Valter Hugo mãe, el portugués que se olvidó de todas las mayusculas detrás de los puntos para dar celeridad al relato, lo que consigue, en mi opinión es abrumarte y confundirte, en una novela como "el apocalipsis de los trabajadores" que es muy buena, pero que conspira contra si misma. 
Veamos en que va a quedar todo eso. Ya les contaré. Si los demonios de Valpore me dejan dormir.

sábado, 12 de diciembre de 2015

Notificaciones terminales

Nadie se da cuenta a tiempo, pero la muerte no es ningún imprevisto. Además la Sra. Muerte, más conocida como La Parca, se da el afanoso trabajo de enviarte siempre por correo una notificación de tu deceso, con varias horas de antelación. Es un sobre que contiene una nota que señala que debes recoger una "carta certificada personal, intransferible y no heredable", desde la oficina postal más cercana. Lo se porque trabajo en correos, en la oficina postal más cercana, y todas las semanas debemos devolver al remitente las cartas que no han sido recogidas por sus destinatarios, es decir, todas. 
Lamentablemente una mañana un colega me encontró saliendo de casa para llegar al trabajo y por mano me entregó una notificación para retirar una "carta certificada personal, intransferible y no heredable" en la oficina postal más cercana.
No fui al trabajo. No retiré la carta. Muy tarde me dediqué a vivir lo que me quedaba por vivir.

Amor sin condiciones.

Cuando te equivoques
Ámate.
Cuando te avergüences de ti
Cuando los jueces se regocijen con tu piel gastada
Cuando los árboles no silben tu nombre en la primavera
Ámate
Cuando ya nadie crea en ti
Cuando te arrasen las olas de la vergüenza 
y los gemidos lentos del fracaso destruyan tu hogar
Ámate más que nunca
Obstinadamente 
con devoción.

Verás qué fácil es sentirse bien 
que el mundo te ama
que tu espíritu es jubiloso
cuando el éxito adormece tus sentidos
Sin embargo 
Solo ama el que ama en la integridad
El que ama
En el vómito de los condenados
En la larga noche del aullido de los lobos hambrientos 
En los besos de la soledad.

Vuelve a amarte cuando tu ciudad se haya derrumbado.
Ámate en tus vicios, en tus renuncias, en tus derrotas y tus derroches
Ámate en tu pobreza, en tus odios y en tus más bajas pasiones
Cuando amanezcas en la banca de un parque
Cuando te despierte el hedor de un calabozo
Cuando te veas cargando una soga rumbo a un árbol sombrío 
Ámate
Ámate siempre, en todo lugar,
Ámate cuando la más fea del baile no quiera bailar ni con tu sombra 
Ámate cuando las princesas se lleven tu dinero 
y te rechacen con un beso muy puto en la mejilla de los congrios.

Ámate cuando pierdas el penal de la gloria eterna,
Cuando tu negligencia mate una nube
Cuando te descubran haciendo trampas en el poker
cuando le falles a tus amigos más nobles
Ámate.
Ámate, que esa es tu única alternativa
Tu única victoria
Amate siempre y pese a todo,
Sin condiciones.

Pero cómo no te exiges a ti mismo
eso que tanto esperas de los demás!!
Que te amen con virtudes y defectos.
Entonces 
Ámate!!

Cuando renuncies cobardemente a tu carga
Cuando hayas fracasado mil veces,
Cuando te fallen los riñones, la memoria y 
Hasta cuando las erecciones no vengan en tu ayuda
Ámate.
Ámate en los peores momentos 
En tus peores conductas 
en tus terrores nocturnos 
Ámate 
Cuando decepciones a tu madre,
Cuando le falles a tus nietos,
Cuando las estrellas no se aniden en tus ojos cerrados
y los espejos no te devuelvan la mirada
Ámate 
que esta es tu vida, 
es tu vida, 
Única, breve, preciosa,
No te lamentes
Ven y Ámate.






martes, 24 de noviembre de 2015

Sin licencia para robar: en defensa de Jadue

En tiempos de linchamientos públicos por las redes sociales y los medios de comunicación tradicionales, implacables jueces que cacarean moral e imparten clases gratuitas de ética con faltas de ortografía y vocación de Gran Hermano, no deja de llamarme la atención la sencilla manipulación que se realiza para instalar a un nuevo archivillano en la galería de la infamia nacional

Sergio Jadue es por estos días uno de los sujetos más ruines y detestados por el hombre medio, ese ciudadano de a pie que ha comprado gustoso el discurso de que este señor Jadue es la escoria humana responsable de que el futbol chileno esté en tan malas condiciones, sumergido en una alcantarilla de corrupción indignante y por cuya razón, quizás la más horrorosa de todas, que San Marcelo Bielsa ya no dirija a la Roja de Todos. 

A mi me parece que eso es ver el vaso medio lleno, porque Sergio Jadue no es responsable de nada, excepto de ser un simple gañan catapultado por los poderosos de siempre para su beneficio personal, que no resistió una tentación irresistible, la de pegarse un zarpazo multimillonario, y que fíjese usted, no nos tocó el bolsillo a ninguno de nosotros, dicho sea de paso en justicia y realidad.

Ahora, en tiempos de revelaciones con el favor del Federal Bureau of Investigation, arranques en aeropuertos, delaciones compensadas y declaraciones de culpabilidad, se ha convertido en el chivo expiatorio perfecto de la más amplia gama de pecados capitales, y por qué no, de cuanta canallada se nos ocurra imputarle.

Yo defiendo, sin embargo a Jadue y toda su sinvergüencería, cándida sinvergüencería eso sí, donde le perdono la estafa antes que la candidez.

Vamos, pregúntese muy seriamente usted, qué habría hecho si hubiese estado en la posición de Sergio Jadue: imagine por un momento que de un día para otro se ha transformado en uno de los sujetos más odiados del país; que ni aun logre obtener la copa del mundo le reconocerán mérito alguno y lo sabe, porque así se lo advirtieron desde el día en que la providencia lo dejó al frente de una de las instituciones privadas más corruptas del planeta

Piénselo honestamente, qué habría hecho usted si le ofrecen un millón y medio de dólares, sólo por asegurar la adquisición de los derechos televisivos de un espectáculo futbolero a una empresa privada “X” que es la que pagará en cash por su gestión, que dicho sea de paso, no perjudicará a nadie. A NADIE. En serio, a nadie.

Porque si ponemos las cosas en perspectiva, la conducta de Sergio Jadue no ha dañado a nadie que yo o usted conozcamos. No ha asesinado a nadie, ni por curado como el ya mítico ejemplar de la impunidad nacional encarnado en Martincito Larraín, autopsias falsificadas mediante. Tampoco ha defraudado al Fisco emitiendo boletas ideológicamente falsas para financiar campañas políticas y sueldos gerenciales, a costa de la recaudación fiscal que no posee recursos para construir más hospitales. Sergio Jadue no se ha coludido para subirle el precio de los medicamentos a ningún jubilado, ni intentó vendernos medicamentos de marca antes que genéricos detrás de los escaparates de las grandes cadenas de farmacias, y ni siquiera el elevado precio de los pollos marinados en salmuera es su culpa.

Tampoco es su culpa que toda mi generación esté endeudada con la banca y el Estado por pagar sus estudios universitarios, ni es responsable de hacer quebrar bancos o instituciones financieras en los ochentas y que el Estado debió recuperar en base al gasto del 35,2% del PIB nacional que nunca nos devolvieron

Sergio Jadue no acaparó tierras fiscales donadas por Generales, ni se apropió de empresas estatales, no ha manipulado planos reguladores, ni ha estado omnipresente en los cambios de uso de suelo en las especulaciones inmobliarias que dejan sin acceso a la vivienda a toda esa clase media que gana más de 800 lucas y menos de dos millones y medio de pesos. Tampoco se metió en el negocio de las cascadas ni en el fraude de La Polar que significó pérdidas millonarias para nuestros fondos de pensiones. 

No, el archivillano de turno no ha hecho nada de eso, Sergio Jadue ni siquiera es el responsable de que limpiarme el culo en los últimos años haya sido uno de los actos coprohigiénicos más caros del mundo, no obstante que la celulosa del noble papel se extrajo, con subsidio estatal por supuesto, en las tierras ancestrales usurpadas a sus legítimos dueños (los mapuches), para regalárselas una vez más, a alguna de las siete familias del apocalipsis, junto con las merluzas y el jurel de ese mar que tranquilo inunda a los más pobres de la costa nacional cada vez que puede ensañarse.

Lo que hizo Sergio Jadue, y disculpen la apología del delito, es lo que seguramente haría cualquiera de nosotros si se enfrentara a su encrucijada: ser o no ser millonario, esa es la cuestión, forrarme o no forrarme con el dinero que me ofrece esta multinacional, sin dañar a ningún compatriota

En tiempos de relativismo moral, que en mi opinión es la única moral válida, haber adoptado una decisión distinta a la de Jadue habría sido un error imperdonable, un crimen contra su familia, contra sus carencias, contra sus vivencias de huacho calerano abandonado y utilizado por la mafia del futbol como un instrumento, como un palo blanco del poder. 

¿O qué esperaban? ¿que terminara su mandato odiado por todo un país y además pobre?

Alguien medianamente razonable y con un dedo y medio de frente espera realmente que no tomara el saco con billetes verdes que le pusieron frente a la nariz; que siguiera siendo el jovencito calerano que sirvió perfectamente  a los intereses de los dueños del futbol? ¿Así Como así? ¿Gratis?

Sin lugar a dudas, es lo que esperaban sus patrones, tirarle un raspado de olla” seguramente, total el pelado Jadue no era más que un gañan, un instrumento al servicio del poder de accionistas de los grandes clubes y hasta de un ex presidente de brazos cortos y cola larga como el demonio

Jadue nos engañó a todos!! Gritó desde un rincón el dirigente del club de mis amores, porque no esperaban que este huacho calerano, un cabro de apariencia inofensiva abandonado por su papá, mantenido por la abuelita, pobre y aspiracional, tuviese tanta ambición y horror de horrores, cuentas en un paraíso fiscal, al igual que el señor Golborne.

¿Qué habría hecho usted?, pero en serio, sinceramente. Qué habría hecho usted, si tras asumir como el hombre más odiado del futbol nacional, una transnacional le da la posibilidad de hacerse millonario sin dañar a nadie. No matará a nadie, no le tocará el bolsillo a ningún compatriota, sino  que aprovechará la oportunidad que el destino le pone para asegurar el futuro económico de su familia, y si hasta puede donarle un billetito a la Teletón!!! 

De verdad ¿qué haría usted?

Antes de seguir juzgando a Sergio Jadue, antes de asistir con tomates a la plaza pública del linchamiento moral con el que pretenden desviar nuestra atención, pregúntese honestamente lo siguiente: ¿qué habría hecho usted? ¿qué daño me causó? y entonces cuestiónese si realmente no será, que una vez más, los poderosos de siempre nos engancharon con un chivo expiatorio de ojos delineados, a quien cargarle los verdaderos crímenes por los que nadie va a pagar jamás, porque Sergio Jadue, como buen huacho trepador, gañán de contrabando sin linaje ni fundo, al igual que todos nosotros los simples, no tenía licencia para robar.


 

lunes, 2 de noviembre de 2015

Geografía

Tus huesos poseen
la fina estructura de los sueños 
y tu sonrisa 
la fortaleza alegre de los colonizadores.
Tus besos 
imaginarios mordiscos de península,
la dulzura mortal del hampa
y el aroma de un panal con un millón de millones de abejas celestes.
La piel de tu espalda
representa universos y galaxias 
y desiertos sin sed.
Tus ojos sonríen 
como espejos de luna y agualuna marciana,
contemplando soles en crujientes cordilleras móviles.
Mi lengua sobre tu cítrica piel de volcán 
tiembla, te muerde, te desgarra
cuando tus caderas de leche, fuego y marmol exacto,
acaban con mi cuerpo 
como un cometa adherido al cielo
agarrado de tu pelo,
arrancado de glaciares imperfectos.


sábado, 31 de octubre de 2015

Sobreviviendo

Voy rumbo al aeropuerto, con La Beriso y Victor Heredia en mis tímpanos adelantando mi arribo a la Argentina, destino entrañable, cuna de mis afectos artísticos al ritmo del tango, los Cadillacs, Calamaro, León, $NM, las gambetas maradonianas sobre el acantilado en que Alfonsina se echó a volar atentos los ojos de Rodrigo Fresán en un cuadrilátero frente a frente con Soriano, y a sus plantas rendido un Sábato por único testigo del universo gaucho de un jugoso corte mar del plata, en tardes de mate amargo y desayuno de café con medialunas y dulce de leche, mirando por la ventana de un hotel Savoy, o por Corrientes, el corazón platinado de las muñecas del hermano Zambayonny, antes de mi subida en Retiro, cual Best Seller aventurero que emprende rumbo a la tierra de su padre, entonces para soslayar la pena del beso en la mejilla de mi Bambino fanático de los Guasones, arrojo estas letras de cross check y reportar.
Me hará bien salir un rato. Después de tanto escándalo de políticos con las mejillas enganchadas al anzuelo de los siete siniestros de corpesca, después de tanto santiguado, de tanta prédica con la pichula en la mano, después de tanta exigencia tuitera de que se vayan todos sin que se vaya nadie, mejor me voy yo por un rato.
 En Argentina la cosa está igual de álgida, con La Mancha de Rolando anunciando autoexilios si gana el empresario Macri y otro tanto al frente, si siguen los K financiando crotos que no laburan un peso.
Es otra clase de problemas, mientras en Argentina putean que el Estado financia y refinancia a los vagos, por acá nosotros puteamos que los ciudadanos financiamos a los vagos de nuestros empresarios, si no es con nuestros fondos de jubilación, entonces con el pago de precios  artificialmente creados por las siete familias del Apocalipsis que se quedaron con todo y cuyo único oficio conocido es el de operar, de manera muy poco keynesiana, como "mano invisible" de su Santidad el Mercado. Ay Alelí, pobre de mi canta ahora Victor Heredia, mientras el gordo que maneja el transfer a tirones, me lleva tan mareado que quiero vomitar el pan con arrollado que almorcé como desayuno.
Me arranco de Santiago de Chile y su FILSA con entradas pagas y el 19% de iva por sus no-vedades (solo me interesaba la novela gráfica de Hijo de Ladrón, que Fuguet salga del clóset es aburridisimo y atemporal como un cruce del Pepe Rojas). Fuera de eso, me molestaría que toda la papelería provenga de esas siete familias del apocalipsis nacional, que tras usurpar las tierras ancestrales de nuestros flojos y ebrios mapuches, instalaran laboriosamente sus forestales del progreso contaminando el río Mataquito hasta coludirse sin arrugarse, hasta con el papel con que nos limpian el culo. Por otro lado de la noticia, Benjamín Vicuña le puso cuernos a Pampita (imagino que con Scarleth Johanssen o no se comprende la debilidad de la carne) y parece que tras el desastre Bolocco-Menem y romper la paternidad ganando la final en la Copa América, cada vez nos sentimos más suficientes y alejados de Papá San Martín y con menos temas en común. Los jaguares chilenos nos miramos el ombligo al son del Mercurio que nos trata de hacer creer en una comiquisima superioridad frente al resto de una Sudamerica pobre, pero más feliz y alegre que los pollos broiler que se apretujan en los vagones del metro. 
La U y el Colo juegan el clásico ¿habrá algo menos relevante? Hay que seguir sobreviviendo hermanos, es lo que nos hacen creer, que todo está perdido. Nuestra "élite" es eso, una marca de papel higiénico que inventa boletas truchas como mecanismo de evasión tributaria. Para eso es que estudiaron con la beca estatal que todos pagamos, y en Harvard los regalones. Ufff pero no sigo, porque sino pueden sentir que falta más estabilidad para seguir robando commodities.
No existen penas de cárcel para la colusión, en yanquilandia los secaban a estos chatos, acá se presentan de candidatos a Presidente y salen. 
La OMS dice que la carne de vaca provoca cancer de culo, y me pregunto si no los habran coimeado desde el cartel de los pollos hermanos o de Monsanto Von Baer para así mejorar sus ventas, como por error involuntario. No me sorprendería. 
Me importa un carajo el carcinoma. Lo primero que haré en mi Buenos Aires querido, será comerme un trozo jugoso y tierno de vaca bien peronista y proceder a recorrer las librerías viejas hundiendo mi narizota en sus páginas viejas sin iva ni colusión de celulosa. Caminando por esas callecitas que tienen ese que se yo de no tener una farmacia cada cien metros, porque en Argentina pueden estar al debe con los bonos soberanos, pero tienen más librerías que farmacias. Eso dice bastante de un pueblo. 
Eso sí, al tercer día, cómo extraño las sopas ... puta Mafalda!!


lunes, 5 de octubre de 2015

Consejos para recibir bendiciones

Deje propina.
De limosna, aun a los borrachines.
No se haga el huevón con los audífonos en el transporte público. No se haga el dormido. Mire a su alrededor: SIEMPRE hay alguien más viejo, más cansado, más cargado, más tullido, más desafortunado, más feo o más embarazado que usted. Ceda el asiento.
No ande juzgando a todo el mundo, usted no es ninguna maravilla. Sea indulgente.
Párese a escuchar a los evangélicos en la calle alguna vez, les alegrará el día. Converse con los mormones e invíteles un pan con mantequilla (son jóvenes, siempre tienen hambre).
No de consejos si no se los piden. Cada uno es responsable de su propia vida.
Si le piden plata prestada, diga si o no simplemente, pero no de consejos. No sea plasta.
No hable en el idioma de su profesión si hay gente que no es colega suyo. No lo van a admirar. Tener un título profesional no es la gran cosa. Comprenda, si no arriesgó su vida para salvar desinteresadamente a otro, no lo van a admirar por un cartón. No sea pendejo.
Devuelva los libros que le prestan.
Devuelva la plata que le prestan sus amigos con algún regalo adicional. Al banco NO le devuelva la plata.
No ofrezca puñetes, péguelos o no los pegue, pero pare de hacerse el chorongo.
Invite a cenar a su mamá.
Lleve chocolates a la oficina para compartir con su grupo de trabajo.
Riegue el pasto de su vecino cuando éste no esté en su casa.
No cuente los finales de las películas, ni vaya con bronquitis al cine.
Atienda gratis al menos a una persona al mes.
Devuelva los peces pequeños al mar.
No maltrate a los animales a menos que se los vaya a comer porque tiene hambre. 
No reclame contra la cajera que le pide donar el vuelto, la camarera que demora con el pedido o el vendedor de la tienda que no puede solucionar el problema. Los cabrones son otros.
No fastidie a los omnívoros por su alimentación así como ellos no le reprochan su dieta ridícula.
No fastidie a sus ex, no los calumnie, ni los utilice como punto de comparación, por algo son "ex", ya no "ex"isten. Capicci?
No le haga nunca a la gente las siguientes preguntas: "¿estás segura que vas a comerte todo ese helado?"; "¿no crees que ya has bebido demasiado?"; "¿con cuantas personas te acostaste antes que conmigo?"; "¿de verdad te has divorciado tantas veces?"; "¿cómo le vas a explicar a tus hijos que trabajaste de bailarina exótica?"; "así que te titulaste de Sociólogo ¿y para qué sirve exactamente un sociólogo?"; "¿y por qué no te casas aun? ¿No serás gay? Mira que no tengo nada contra los gays y de hecho te apoyaría, siempre me has parecido un poco gay; ¿te puso cuernos y la perdonaste?, entre otras que no le incumben a nadie mas que a la persona misma y cuya respuesta es siempre la misma: Y A TI QUE TE IMPORTA!!
En suma, no sea un cabrón entrometido y desconsiderado.
 Después de eso, es seguro que lloverán las bendiciones, mis hermanos.







viernes, 2 de octubre de 2015

Sala Común

Este no es el pensionado, o la clínica a la que usted estará acostumbrado, Señor. Parece que aun no se da cuenta que esto es … la Sala Común.” – me soltó la enfermera en Jefe, escupiendo en mi cara una verdad que resultaba evidente: "Estamos en un Hospital Público, acostúmbrese, dele gracias a dios porque admitimos a su señora, y déjenos hacer nuestro maldito trabajo antes de que lo corramos a patadas con los guardias.”
Podía tratarse de una pesadilla, pero no, esto era real y me estaba pasando a mí. Karma, pensé inmediatamente, maldito karma. Como también trabajaba en un servicio público, un extraño remordimiento me atacó la cabeza y pensé en que algo debí hacer mal con alguno de mis usuarios, por lo que ahora me tocaba pagar en este purgatorio que era la mortífera sala común del Hospital de Copiarock. Me sentí solo en el mundo, entregando a mi novia a las manos de esta gente sin corazón, técnica, ni compasión.
El destino nos había arrastrado caprichosamente hasta este lugar y así, a "la flaca", mi compañera de vida, le esperaba un incierto destino tras un ataque de apendicitis aguda, sin ninguna posibilidad de atención en otro recinto hospitalario o clínica de la ciudad. Vivíamos en “la provincia”, y vaya que me sentí provinciano en ese momento. No me quedaba ninguna otra opción, era el Hospital Regional o la muerte, que para estos efectos, si no eran lo mismo, resultaban sospechosamente familiares.
Como les dije antes, trabajo como abogado para un Servicio Público de defensa jurídica de gente pobre. Sí, ese Servicio tristemente célebre por perder tanto los documentos como los juicios de sus representados, “El Consultorio”, el servicio de asistencia judicial para los pobres del país. Otro limbo, donde finalmente terminan todos aquellos que ya perdieron la esperanza, los que viven escondidos de su ex mujer para que no los metan presos por la pensión de alimentos, las mujeres de esos mismos perdedores que se prefieren esconderse a pagar una pensión de alimentos para sus hijos, y toda clase de ciudadanos desafortunados. De esos cuyas causas están tan perdidas, que ya le enviaron la carta al Presidente de la República para que los ayude, y el Presidente de turno los derivó con nosotros para que acabemos con ellos dándoles el tiro de gracia en los obscuros mesones de los tribunales de Justicia.
Por eso es que hablo de karma. Por mi oficio he atendido no a varios, sino que a decenas de pacientes desdichados que tuvieron la mala fortuna de ser atendidos por el Hospital Regional y terminar peor de lo que estaban antes de ingresar, o en el mejor de los casos, muertos.
Pese al complejo escenario que les tocaba vivir, yo en mi juvenil ímpetu de abogado novato, trataba de darles alguna esperanza. No lo hacía pensando en que alimentaba falsas esperanzas, compréndanme, era joven e idealista, y un poco soberbio tal vez, debo reconocer. Como podía decirle a doña Dionisia Díaz, que su causa estaba tan prescrita que seguramente ya se había reencarnado, y que debía conformarse con usar un parche de pirata en el ojo derecho por el resto de sus días, después de que se lo extirparan, cuando sólo había ido por una limpieza quirúrgica de su hongo del pie izquierdo.  Quién era yo para cerrarle las puertas a Telma Ibarbe, la mujer que fue por un implante cloquear y terminó perdiendo el sentido del gusto. Le destruyeron los nervios que le conectaban las pailas gustativas con el cerebro, y  le causaron una “ageusia” intrahospitalaria y quirúrgica, por lo que ahora había adquirido la insípida facultad de comer cualquier cosa sin disfrutar de sus sabores. Para mayor claridad, se podía comer un pan con caca, con la misma expresión de placer que si disfrutara de un manjar.
El Servicio de Salud se negaba a indemnizarla por la pérdida de los placeres de la vida, y entre negociaciones y juntas médicas ignominiosas en que le daban a probar toda clase de menjunjes, la tenían también al borde de la prescripción. Pobre mujer, nunca más volvió a darse un gusto en su vida.
Había una multiplicidad de causas por infecciones intrahospitalarias, tantas como herpes en un burdel. Tijeras olvidadas en el intestino de algún desgraciado, durante una intervención quirúrgica, eran pan de cada día. Embarazadas pariendo en los sucios pasillos; transfusiones contaminadas; pediatras pedófilos; ginecólogos con el mal del pulgar temblante; circuncisiones que terminaban en la extirpación de una gónada  al ser traspapeladas las órdenes médicas por las de con un cáncer testicular. Había punciones confundidas con vaciamientos de ganglios, y toda clase de muertes por “causa natural” en las que Dios no había intervenido y en que hasta la Parca era tomada por sorpresa ante tanta negligencia, eran flor y nata del Hospital. Todos los fines de semana morían en la urgencia, por lo menos una docena de individuos en espera de atención, que era más bien en espera de su propia extinción.
Si la historia nos entregaba casos de negligencias médicas que de algo le sirvieron a la humanidad, este no era el caso. De esas negligencias y falsas diagnosis, aún no salía ninguna obra literaria como la que arrojó el falso diagnóstico de cáncer terminal de Anthony Burgess, que lo empujara a escribir más de una decena de novelas sin parar, para dejar algo en herencia a. De ese hospital fatídico, ni siquiera surgió un Homero Simpson con el crayón en la corteza prefrontal que lo volvió el estúpido más célebre de todo el planeta. No, de aquí sólo salían muertos, desahuciados y desgraciados sin futuro.
Siendo objetivos, se trataba de un excelente mercado para los abogados buitres, de esos que están en la conciencia colectiva y que sólo esperan llenarse los bolsillos demandando al Fisco. Sin embargo, las causas por indemnización de perjuicios eran tan complejas y largas, como difíciles de acreditar. Lo anterior obedecía a una sencilla razón. El gremio de los médicos, debe ser uno de los más “solidarios” entre sus compañeros de profesión. Si la culpa en la negligencia no era de un enfermero u otro  pescado chico, encontrar un médico que hiciera una pericia para delatar a otro médico, resultaba todo un verdadero milagro.
Ese Hospital Regional era uno de mis contrincantes más habituales. Nos encontrábamos litigando continuamente, y aunque el colega que defendía sus intereses, un morenito de bigote y barriga, pajero y fumador, no era ninguna lumbrera, nunca negociaba, pues sabía de los problemas para acreditar y encontrar peritos que se provocaban en los juicios. Así las cosas, esos doctores, mientras pasaban cuchilla en el Hospital Regional, que era el lugar donde caías si eras pobre o desafortunado, podían librar impunemente su mala praxis, seguir cobrando a fin de mes, y utilizar horas médicas, insumos y pabellón público, para beneficiar a sus consultas privadas. Así de simple.
El encuentro con mi vieja en el pasillo me trajo de vuelta a la realidad.
-    ¿a qué hora la operan?- me preguntó ella, con verdadera congoja.
Yo pensaba que mamá la detestaba, mal que mal mi mujer no era un encanto de nuera, siempre desabrida en comentarios, y despreocupada de cualquier atención hacia mis padres. Pero qué se le podía pedir, argumentaba yo en su defensa, si ella no sabía preparar ni un vaso con agua.
-    Están esperando que se desocupe el pabellón - le respondí. La va a operar el médico de turno - agregué con verdadero horror.
Debo confesarlo. Tenía miedo. Tenía miedo de perderla. De que terminara pálida y fría bajo las luces del quirófano sin volver a encender mis mañanas con su voz aguardentosa y sus chistes cochinos. No es que la flaca fuera la gran cosa, que no lo era, pero era mi compañera. Intelectualmente sosegada, sí. No tenía ni un brillo, sí. Era planita, sin curvas, desgarbada, con el asomo de una manzana de Adán en el cogote y un lunar carnoso en la punta de la nariz que los años le hacían crecer más y más. Si hasta se había vuelto amorfa de tanto sedentarismo. Sin embargo, yo la quería como se quiere a un viejo pantalón. Atrás habían quedado los tiempos universitarios en que le llamaban "la flaca". Ahora tendrían que buscar en sus tobillos la  delgadez perdida en sus nuevas  formas, producto de sus apetencias y descuido,  y que la abultada papada grasa, escondía en la noche de los tiempos.
-    ¿y cómo es allí dentro? ¿es muy terrible como dicen?- me preguntó mamá intrigada.
-    Le hace honor plenamente a todos los rumores. - le digo- Se parece a los campamentos de heridos de la Segunda Guerra Mundial. Cada seis camas existe un biombo separando piezas, y por lo visto, no distinguen entre las distintas categorías de las enfermedades para instalar a los enfermos. Al frente de “la Flaca” hay una mujer que está a punto de parir y al lado una anciana que está a punto de morir. Además hay una chica peruana amarillenta y putrefacta por una hepatitis fulminante, y los otros dos son unos recién operados del corazón que no paran de quejarse. en la otra esquina hay un sujeto piojoso con una barba indecente, que la infección de un pie lo está devorando en vida. Por fuera se repite lo mismo, cuatro veces más. Para todos existe un solo baño que no distingue entre hombres y mujeres. Las enfermeras no ayudan a nadie a ir al baño, el que no puede levantarse mea y caga en su escupidera en la cama y se traga su dignidad. El que quiera ir al baño, va solo, se lleva su suero y su papel higiénico y hace la fila.- le contesto suspirando.- Recién mañana podrán trasladarla al pensionado, pero ahora y hasta el postoperatorio, tendrá que bancarse la sala común.
-    ¿y cómo es que terminaron aquí? ¿será cierto ese diagnóstico? – me pregunta preocupada.
-    Al menos en el diagnóstico creo que ya no cabe lugar a las dudas. Anoche se comió unas prietas con mayonesa y esta mañana se sentía mal. Pensé que era un dolor de estómago que le pasaría, pero no. El malestar se fue agravando y el dolor se le localizó en el abdomen bajo por el sector derecho. Sospeche que podía ser una apendicitis, la llevé a la Clínica de la ciudad, le hicieron exámenes, la atendió una doctora tan joven e inexperta que le temblaban las manos cuando nos dijo que “no le encontró nada, que pero tampoco podía descartar nada”. La llevé a la otra clínica, rogué una atención de urgencia, y finalmente la atendió un especialista gastrointestinal que sólo con hundirle el dedo en la barriga la hizo chillar como un porcino moribundo y confirmó mis temores. Una apendicitis aguda. Quedó de operarla él mismo esa tarde en la clínica, pero para colmo de males hubo un accidente carretero de un bus, y la clínica se repletó. La única opción que nos fue quedando resultó ser el hospital. El especialista no pudo conseguir pabellón, así que la dejó encargada con el médico de turno, un médico Uruguayo, Usuriaga o algo así. Ahora sólo habrá que esperar.
Pasaron dos horas hasta que finalmente la ingresaron al pabellón. Tras otras dos horas de espera, se hicieron las dos de la madrugada y por fin llegó el médico a decirme que, gracias a dios, todo había salido bien, que la paciente estaba en recuperación y que podía visitarla por la mañana temprano.
Otra confesión: tenía tanto miedo, que cuando me dio las noticias abracé al charrúa y le agradecí conmovido. El charrúa me abrazó también, emocionado. Parece que nadie lo abrazaba desde que había dejado el Uruguay, y el abrazo se prolongó más de lo que yo mismo esperaba.
Finalmente el médico se despidió enjugándose los ojos y se fue. Me despedí de mamá y me  fui a casa aliviado.
El departamento se sentía extraño sin la flaca dando vueltas o haraganeando frente al televisor. Nuestra gata negra salió a recibirme ronroneando y se echó sobre mis rodillas cuando me senté a fumar. Terminé el cigarrillo y me fui a la cama con la gata siguiéndome con la cola parada y el sentido de propiedad de quien se siente la única hembra del territorio. Apagué la luz y me arrojé a dormir, no sin antes pedirle a dios que cuidara de mi flaca.
No pasaron cuarenta minutos y mi teléfono comenzó a sonar. Era ella:
-             Charly, algo terrible ha pasado. Sácame de Aquí!!
-             ¿Qué pasa? ¿estás bien? ¿qué te hicieron?
-             Sácame de aquí por favor !!! ... click … la comunicación se cortó.

Sentí un escalofrío. La llamé de vuelta pero su teléfono pasó inmediatamente a buzón de voz. Llamé al Hospital, y me pusieron una estúpida música de espera. Me vestí mientras la gata se relamía una pata observándome displicente y con cara de fastidio ante tanto movimiento. Salí rumbo al hospital con el corazón acelerado. Una vez allí el guardia me impidió el ingreso: “este no es el horario de visitas Señor, por favor retírese”.
-             Me ha llamado mi mujer que está recién operada. Me ha dicho que algo malo le estaba ocurriendo, hágase a un lado y tráigame a la enfermera Jefe antes de que le meta por el culo una demanda tan grande que ni tres generaciones de su familia podrán terminar de pagar.
El guardia no pareció intimidarse con mis amenazas desesperadas de leguleyo trasnochado y se limitó a apretar el botón del intercomunicador de su bolsillo superior, inclinando la cabeza para informar a su comando base: “atento comando base, un usuario refractario quiere ingresar en zona prohibida, repito, quiere ingresar en zona prohibida, solicita enfermera jefe, repito, enfermera jefe, cambio ..kjjjjjjk”; era insólito este sujeto, llamarme usuario refractario.
Atento Gallo 1, aquí comando base. Contenga a usuario refractario, el ingreso está prohibido, enfermera jefe va en camino, repito, enfermera jefe va en camino. Cambio y Fuera Kjjjjk”.
-             La enfermera ...- me intenta repetir el guardia y lo interrumpo con un ademán en señal de que ya escuché todo su comunicado con Comando Base.
Minutos más tarde aparece la misma enfermera Jefe, la mujer maldita que ante mis quejas del mal servicio, me recordara que esto era “la sala común”. Maldita mi suerte.
-             Ah!! Usted nuevamente Señor, y qué es lo que quiere ahora?!! - me preguntó la malvada enfermera.
-             Mi mujer me ha llamado desesperada. Algo grave está pasando aquí, exijo verla inmediatamente o si no les voy a meter una demanda tan grande que .... - la risotada de la mujer me interrumpió en seco.
-             Cándido. Me rompe el corazón.- me dice en tono burlón-  Lo llevaré a ver a su mujer, solo para que vea como ronca como un angelito. No lo haré por sus amenazas de demanda, que sólo me causan risa, si me dieran un peso por cada demanda de negligencias médicas que nos han lanzado, ya sería millonaria. Lo llevaré por lo insólito que es en este lugar, que alguien venga en medio de la noche exigiendo ver a una de esas almas perdidas de la sala común.
La mujer, aun sonriente me condujo por un largo pasillo iluminado únicamente por los flashes de un tubo fluorescente en mal estado, hasta llegar a una fantasmagórica puerta de madera con el letrero:
"Sala Común, sólo personal autorizado"
En la puerta también estaba pegado un viejo póster, ese con la enfermera llevando el dedo índice en sentido vertical hacia sus  labios y la leyenda: "su silencio, la medicina que no fabricamos".
El olor era insoportable. Este era sin dudas el aroma del purgatorio en la tierra, la antesala de la muerte segura. Entre ronquidos, quejidos, lamentos, humores, y moscardones insolentes que sobrevivían gracias a los fluidos que corrían por las comisuras de los labios de los enfermos sin esperanza, se encontraba el objeto de mi amor.
Avanzamos hasta la habitación en que se recuperaba la flaca. Dormía pesadamente con la boca semiabierta y roncando ligeramente. Me acerqué para cerciorarme de su estado. Revisé su rostro en busca de algún golpe y nada. Sólo su nariz afilada, su lunar carnoso, y sus mejillas mofletudas que no anunciaban ningún castigo corporal. Revisé también sus brazos y sus piernas sin encontrar nada extraño.
-    ¿satisfecho ahora, el señor?- me preguntó la enfermera en voz alta y sin preocuparse por fastidiar a los enfermos que despertaron y que la observaban con verdadero espanto.
-    okey- me limité a responder.
Volví al departamento a dormir acompañado por la gata. Soñé con una mala película sobre María Antonieta en la Revolución Francesa.
Me levanté una hora antes de que abrieran el horario de visitas, me preparé un café y un pan tostado que me serví con la gata en mis piernas nuevamente como toda una dueña de casa, y volví a la carga sobre el hospital, dispuesto a exigir el traslado al pensionado, tal y como me había prometido el gastroenterólogo, pues quedarían camas disponibles por la mañana. Nadie me las iba a ganar.
Hice los trámites en el pensionado y me dijeron que necesitan el alta médica para el traslado y que además la enfermera Jefe les envíe los papeles certificando la estabilidad del paciente, para su traslado desde la sala común al pensionado. Subí a la sala común a ver a la Flaca y a pedirle los papeles a la malvada enfermera.
El corazón me dio un salto cuando llegué a su habitación. Ahí en su cama, junto a la anciana moribunda, donde debía estar mi flaca esperándome con ansias por ser trasladada, una sábana blanca cubría completamente su cuerpo, como se hace con los cuerpos de los cadáveres frescos de los muertos en los hospitales. Quedé paralizado. Sentí un golpe seco en el pecho. No es que la flaca fuera gran cosa, pero era mi flaca, y ahí estaba tumbada en una cama de hospital, cubierta por una sábana blanca en señal de haber abandonado este mundo. A los tres segundos reaccioné, y bajo la atenta mirada de la anciana moribunda que me observaba curiosa con una media sonrisa siniestra, me fui acercando lentamente hasta la cama de mi amor. Descubrí con violencia la sábana de su rostro y la observé pálida y con los ojos cerrados. Había muerto!! Pero inmediatamente volví a sobresaltarme cuando abrió sus ojos de perro y me miró con tristeza:
-    Sácame de aquí Charly, por favor!!
-    tranquila, en eso estoy, cálmate. Debo pedirle unos papeles a la enfermera Jefe y te trasladarán de inmediato al pensionado. Está todo coordinado. ¿Fuiste al baño?- le pregunté mientras le besaba la frente.
-    Sí, la mujer embarazada me ayudó en la mañana.
-    ¿por qué te cubriste con la sábana?- le pregunto intrigado.
-    acércate, no puedo decirlo en voz alta- me informa con cara de espanto mirando de reojo a la anciana moribunda. Entonces acerco mi rostro al suyo para escuchar lo que me quiere decir.
-    esa anciana me quería obligar a hacer cosas anoche, querían que escribiera unas cosas en un papel. Están tramando algo. Se quieren tomar la sala común para protestar. Ya tienen armas. En cualquier momento lo harán, por eso debes sacarme de aquí. Solo hablan de eso, dicen que la revolución comienza en la sala común. Debes sacarme de aquí pronto.
La observé de manera condescendiente y le acaricié la frente. Le dije que la sacaría de inmediato, que estuviese tranquila. Todo lo asumí como parte de una paranoia propia de su estado, por lo del post operatorio y de su intolerancia a rodearse con gente enferma, pobre y vieja. Yo la conocía muy bien.
Le di un beso en la punta de la nariz, en su lunar carnoso, y fui a hablar con la enfermera Jefe.
-    tan mal lo hemos tratado que ya se quiere ir de la sala común, el señor?- me preguntó con tono sarcástico la enfermera mientras me extendía un papel.
-    demasiado purgatorio para toda una  vida - le respondí, tratando de agarrar los papeles, pero ella con unos reflejos de puta madre, los sacó de mi alcance.
-    no crea que será tan fácil señor. Yo le hago un favor y usted me hace otro favor. Sin este papel que da cuenta de la factibilidad del traslado, su señora deberá quedarse otras 24 horas en observación junto a nosotros. Para darle esa alta, usted será tan amable de dejarnos unas felicitaciones en el Libro de “Reclamos, Felicitaciones y Sugerencias” junto con apoyarnos con dos números de la rifa de un tubo de oxígeno para apoyar a la Asociación de Funcionarios de la Sala Común.
-    pero este es el chantaje más ordinario que he escuchado en mi vida!!- le respondo - es inaudito, insólito, voy a ir inmediatamente a hablar con el director de este puto hospital y ...
-    si, si, si, y nos harán un sumario y bla bla bla, que no quedará en nada. Pero mientras tanto su mujer seguirá en la Sala Común hasta que se recupera del todo, ello siempre que la bacteria caníbal que se está comiendo el pie del enfermo de la cama 33, no llegue casualmente a la herida en el abdomen de su mujer, por un lamentable, pero esperable cuadro infeccioso intrahospitalario. Vamos, no sea aguafiestas y colabore con estos abnegados servidores públicos.
Con el rabo entre las piernas ante la potente dosis de sentido común que me acababa de inyectar la enfermera malvada, procedí a escribir unas felicitaciones al equipo de la sala común y a pagar dos costosos números de la rifa de la Asociación de Funcionarios de la sala común. Con una sonrisa satisfecha, la mujer me extendió el papel finalmente.
-    Buena suerte señor, esperamos verlo nuevamente en la sala común.- se despidió ella, mientras yo enfilaba rumbo a los ascensores para ir al pensionado a terminar con los trámites.
Para colmo de males, los ascensores se habían echado a perder así que tuve que bajar los nueve pisos por la escalera. Cuando finalmente llegué al primer piso, noté un movimiento inusual. Algo fuera de lo común estaba pasando en el hospital. Guardias y enfermeras corriendo por todos lados. Me acerqué a la oficina de admisiones junto  la salida poniente.
-    lo siento señor pero no estamos atendiendo, el hospital se encuentra en código azul global.- me dice la mujer de la recepción sin dignarse a abrir la ventanilla.
-    No sé de qué me está hablando. Yo sólo traigo los papeles para el traslado de mi mujer desde la sala común hasta el pensionado.
-    pero ¿es que acaso no lo sabe?- me dice ella, y entonces un ruido sordo y estrepitoso se escucha desde la calle, un sonido único, como de una gran bolsa de leche estrellándose contra el suelo.
A continuación, escuché los fuertes alaridos de las mujeres que estaban a escasos metros míos. Fijé la vista y en el exterior del hospital, por la entrada principal, un cuerpo reventado contra el piso, completamente ensangrentado causaba el pánico y la histeria entre los observadores. Me acerqué a la salida más por premonición que por curiosidad, y mi estómago confirmó que algo terrible estaba pasando en la sala común. La mujer reventada contra el suelo llevaba puesto un delantal muy familiar. Era la enfermera jefe sin lugar a dudas. ¿Había saltado? ¿había cometido suicidio después de venderme la rifa? No tenía mucho sentido.
En las horas siguientes todo se convirtió en una intensa vorágine. Nos evacuaron a todos y llegaron las fuerzas especiales junto con los periodistas en las furgonetas de los noticiarios.
La flaca me lo había advertido: "la revolución comienza en la sala común”.
Me quedé en los alrededores junto al resto de familiares de pacientes no evacuados escuchando los llantos de las personas histéricas y las sirenas aun más histéricas de los Carabineros. La televisión entrevistaba a la gente, nadie entendía nada. El Ministro del Interior apareció por la televisión anunciando que todo estaba bajo control, que un grupo de anarquistas se había infiltrado en la sala común del Hospital Público tomando como rehenes a los pacientes y al cuerpo médico y que aun no existía claridad si la enfermera había saltado por error o era parte de las acciones del grupo terrorista. Anunció que emplearía todo el rigor de la ley y que no descartaba la aplicación de la Ley Antiterrorista.
Una hora más tarde, los familiares de los pacientes de la sala común recibimos una llamada para reunirnos con las autoridades y el grupo de fuerza especiales.
Nos llevaron a un salón especial en la Intendencia, y me sorprendió el trato especialmente rudo que nos brindaron. Todos los familiares allí presentes eran personas de extracción muy modesta, pero personas normales con justa razón para ser atendidos dignamente, debido al trance en que se encontraban nuestros familiares secuestrados. Al final de cuentas éramos víctimas y merecíamos un trato acorde con nuestra apremiante condición. Las autoridades no pensaban lo mismo.
-    bueno- dice el Intendente, un hombre pequeño y cejudo- tanto ustedes como nosotros sabemos perfectamente lo que está ocurriendo aquí. No es necesario que sigamos actuando como si estuviéramos frente a las cámaras para el noticiario. Ustedes son cómplices, ustedes ingresaron las armas, ustedes tienen la oportunidad de arreglar este entuerto.- El murmullo de los familiares dio paso a la furia. Nadie sabía de qué estaba hablando el Intendente, y comenzaron los gritos, las recriminaciones y hasta los ofrecimientos de golpes, al son de los improperios.
-    A ver, calmémonos un poco - dice el Intendente- creo que partimos con el pie izquierdo, pero es importante que sepan que nuestras indagaciones nos llevan a la conclusión, que familiares de algunos internos hicieron llegar armas para llevar a cabo este acto subversivo.
-    pero que acaso no habían ingresado unos anarquistas que tomaron por rehenes a nuestros enfermos?- preguntó una señora gorda de  polera verde y un ajustado pantalón con lunares.
-    eso es lo que le hemos dicho a los medios. - responde el cejudo Intendente, con cara de astucia- Lo cierto es que se trata de un autogolpe por parte de los enfermos. Los enfermos de la sala común se han tomado los pisos superiores del hospital a punta de pistolas. No hay anarquistas involucrados. Ellos son los terroristas, los propios enfermos se han tomado la Sala Común.
-    pero algo estarán exigiendo!! No creo que lo estén haciendo todo porque sí.- plantea un caballero flaco con pinta de jardinero jubilado al borde del enfisema pulmonar.
-    Sí. Han efectuado exigencias. Efectivamente. En el bolsillo de la enfermera jefe, la pobre mujer malograda de esta mañana, a quien arrojaron por las ventanas, encontramos un petitorio que no hemos hecho público porque sus exigencias son imposibles. No aceptaremos violencia ni chantajes y menos de personas a las que el Estado atiende de manera gratuita.
-    Pero algo habrá que hacer!! Habrá que negociar con ellos- exclamo yo, preocupado ante la inoperancia del Intendente- No todos los enfermos son parte de esta revuelta, mi mujer está secuestrada, recién operada de apendicitis, durante la madrugada me llamó para advertirme que algo se estaba fraguando, pero esa enfermera jefe no me creyó, y ya ven cómo terminó su vida.
-    ¿Su Señora es doña Alicia Gutierrez, alias "la flaca" intervenida por apendicitis aguda?- pregunta un mayor de Carabineros.
-    Afirmativo- respondo yo- contagiado por la forma de hablar de la oficialidad.
-    Su señora es una de las cabecillas, señor. Es más, las exigencias fueron escritas de puño y letra por ella, con su nombre terrorista en clave estampado bajo su rúbrica: "la Comandante Cebolla".
-    pero eso es imposible!!- protesto yo.
-    Mire con atención- me dice el Mayor, al tiempo que enciende un proyector reflejando en la lona una fotografía con las exigencias de los enfermos terroristas:
"Autoridades: los Enfermos de la Sala Común, agotados por el trato innoble, vejatorio y desgraciado al que nos han sometido en este Hospital de mierda que sostenemos con nuestros impuestos, nos hemos tomado sus dependencias y hacemos un llamado a todos los enfermos, críticos, terminales y ambulatorios, de todos los hospitales públicos del país, a fin de que inicien inmediatamente una revuelta para exigir y reivindicar sus justos derechos como usuarios desprotegidos y ciudadanos dignos.
El ajusticiamiento que realizamos de esta enfermera jefe, personaje cruel, monstruoso y virulento, viene a reflejar nuestro malestar frente  a los funcionarios que aprovechan su posición como un privilegio antes que como un deber: Informamos que continuarán los ajusticiamientos al personal de la sala común, si dentro de 24 horas no se hace lugar a nuestras justas demandas, que son las que siguen:
1.- Trato Digno.
2.- Higiene adecuada.
3.- 6 camas máximo por habitación, separando hombre de mujeres.
4.- visitas y controles efectuados por médicos de al menos dos rondas en el día.
5.- que los médicos cumplan con su jornada laboral.
6.- que los médicos no ocupen pabellón ni insumos del hospital para sus consultas privadas.
7.- que los médicos actúen responsablemente durante su jornada y dejen de follarse a las enfermeras en el intermedio.
8.- que los exámenes los practiquen a tiempo y no en las autopsias.
9.- que las enfermeras no abran las ventanas para fumar pues nos enfriamos.
10.- que para los dolores serios nos den morfina y no paracetamol.
11.- que a los enfermos terminales y a los ancianos con enfermedades crónicas, que lo soliciten, les apliquen una eutanasia.
12.- Que nos indemnicen por los malos tratos sufridos en la sala común.
13.- Que nos indulten por el ajusticiamiento de la enfermera jefe.
 Pueblo, conciencia, bisturí, por una salud digna.
Los Enfermos de la Sala Común
Firman:
La Metralleta Preñada; La Comandante Cebolla; El Celiaco Errante."
Ahí estaba con total nitidez, la firma de mi flaca, increíblemente convertida, desde su lecho de la sala común, en toda una revolucionaria. Ella, que no sabía cocinar, lavar, ni  planchar, que confiaba en el sistema capitalista y gozaba de todos sus beneficios, y cuyo pensamiento tendía a ser más bien reaccionario antes que libertario, había terminado arrojando a la enfermera Jefe desde el cielo a morir reventada en el asfalto, como una adalid de los derechos de los enfermos más atorrantes y desprotegidos del sistema. Me sentí orgulloso y despavorido.
-    Evidentemente, como podrán concluir ustedes mismos - nos advierte el cejudo Intendente - estas condiciones son inaceptables. No tenemos presupuesto ni para un tercio de ellas. Lo que es peor, es que gracias a sus familiares malagradecidos, ya han comenzado revueltas en el resto de los hospitales públicos del país, las que hemos logrado neutralizar a tiempo, sin embargo, el tiempo corre y si ellos no deponen las armas, el equipo de fuerzas especiales hará su trabajo, cualquiera que sea el resultado. Es por eso que los necesitamos a ustedes. Necesitamos que en estos treinta minutos se comuniquen con sus familiares y los convenzan de que depongan las armas y se entreguen. En caso contrario, las consecuencias pueden ser nefastas.    
-    tenemos un teléfono conectado a los altavoces de la sala común.- Nos informa el mayor de Carabineros.- Cada uno dispondrá de 10 segundos para instar a sus familiares de retractarse de sus insurrectos actos.
Los  familiares protestaron, que esa no les parecía una buena alternativa, que en diez segundos no se podía conseguir nada, que no podían enviar a la gente de las Fuerzas Especiales a atacar a unos enfermos, que era una canallada lo que estaban haciendo, que las demandas que se exigían eran mínimas descontando el indulto.
No obstante las protestas de los familiares, las autoridades se plantearon inflexibles en su postura: Este es un país serio señores; acá se respeta el estado de derecho, No negociamos con terroristas, y etcétera.
 El que quería aprovechar sus diez segundos para convencer a sus familiares enfermos, que lo hiciera, el resto, podía retirarse y esperar lo que dios y el destino determinaran.
Todos los familiares se quedaron y utilizaron sus diez segundos, entre ruegos y llantos:
"Por favor, entréguense, ya solucionaremos todo"; "hija, por favor, salga de ahí, van a entrar los pacos si no salen"; "arranquen de ahí ahora mismo, estos desgraciados van a hacer de todo para culparlos de todo"; "entréguense o los van a matar!! Hijo salga de ahí!"; "resistan, mierda resistan!! Ya se están alzando los otros hospitales y ..." Fue interrumpido con un golpe de culata en la barriga un gordo revolucionario con una camiseta que en que se leía "Sex Machine". Lo sacaron entre dos militares pequeños de rostro indígena que poseían una fuerza descomunal. Era mi turno:
"Flaca, sé que me estás escuchando. No sé cómo te involucraste en esto, pero me siento orgulloso de ti. Te quiero con toda mi alma, pero ahora es tiempo de rendirse. Esta gente no tiene corazón".
Las autoridades me miraron como quien mira a un perro atropellado, y el Intendente se acercó y me dio unas insolentes palmaditas en la espalda, sonriéndome de manera bovina.
Sólo restaba esperar.

Nos trasladaron a la sala de espera, y ahí quedamos sentados mirándonos las caras los unos a los otros, observando una pantalla, esperando nuestro turno de atención. Eternamente.