Un Cobarde
Sí, un traidor impenitente
Siempre Culpable.
Soy el que malogra el penal en el último minuto
escapa de la gloria,
y boicotea todo.
Soy un fugitivo de tus pies helados
Un Remiso
de tu entrega sincera.
Un monstruo
Irresponsable y desleal
A perpetuidad.
Yo he preferido escapar siempre.
Pedí asilo en los Lupanares, las farmacias, el cuarto de baño,
para arrancarme herido,
de la belleza de esos atardeceres,
que me regalabas con un cuchillo contra la garganta.
He preferido escapar, siempre,
para no quedar convertido
en una respetable estatua de sal.
Me llevo, eso sí, mis juguetes, mis botellas, mis libros, mis discos de rock y la sacajugos.
Yo paso de las marchas, los sacrificios humanos, los tribunales y la jihad araucana.
Me voy con mi guitarra, mi voz de aguardiente y la cajita con remedios.
Me llevo los proyectos inconclusos
Mi esperma
La joroba
Los tazones con mate que reparto entre los muebles.
El humor de lunático
y los cuadros depresivos
obsesivos
compulsivos
angustiosos
Esos que colgué en la sala,
También me los llevo
como un buen hipocondriaco.
Vuelvo otra vez a la casa de mis viejos
Como en el tango
En posición fetal, tembloroso
y con la frente marchita.
¿Qué le hicieron a mi niño?- preguntará mi madre,
¿Qué hiciste esta vez?!!- exclamará Papá.
Y otra vez lo siquiátras
La terapia
Mis amigas las pastillas
Torazina, Prozac, Zoloft, Wellbutrin, Lexapro y Xanax
Mi amigo Jack el barbón
Y el culo de la enfermera
Disfunciones, lívidas líbidos,
Ansiedades diluidas en pisco sour y tres miligramos exactos de Clonazepam.
Todo es igual
Una y otra vez
Todo es tan normal que aterra
Hasta volverme operativo nuevamente
Colgarme la corbata al cuello
Morir de nuevo
Y llegar desde el trabajo
a un departamento,
que con los años,
se vuelve más y más pequeño.
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